Un martes a eso de las 10 de la noche, el Bar Constitución en el Barrio Bellavista parece uno más. Veinte y treintañeros beben y conversan. Afuera, una pizarra escrita con tiza anuncia el atractivo de la noche: "Kararocker". Cerca de las 12, un animador conmina a los comensales a pagar la cuenta y levantarse. Después de un rato, el sushi, el vodka y las mesas desaparecen. La gente se agolpa a los pies del escenario y aparece una banda. La escena se trasforma.
El animador de la noche es Francisco Pizarro -o Cosmo Gonik, su seudónimo-, actor que volvió a Chile después de siete años en Francia. Allá trabajó en un exclusivo bar donde un amigo y su banda tocaban y la gente se ponía a cantar: "Mi amigo dijo: podríamos convertir esto en una fiesta de verdad". Así nació el Kararocker, una nueva versión del karaoke, pero que deja atrás la pista musical y da espacio a una banda completa -con guitarra, teclado y batería- que acompaña al improvisado vocalista.
"Al principio tenía miedo de que los chilenos tuvieran vergüenza, pero no fue así. Hay un gran destape y siempre hay alguna revelación de la noche", explica Cosmo Gonik, lo que llama un "fenómeno sociológico". "Todos se han querido sentir rockstar alguna vez. Acá cumplen ese deseo". Desde que partió en Chile, hace un año, ha sumado adherentes: a cada Kararocker llegan entre 400 y 700 personas y el show ha itinerado por bares santiaguinos del sector oriente como Espaciocal, Amanda y Constitución, y hay planes de ir a regiones.
Quiero ser un rockstar
Camilo Sesto, Guns n' Roses, Radiohead, Soda Stereo. Por las manos de los asistentes corre la lista con más de 80 temas. "Son esas canciones que están en la memoria colectiva de la gente de 30", explica Cosmo Gonik. La gente se pelea por un lápiz para anotar su nombre y la canción que van a cantar, en unos papeles pequeños que luego serán sorteados.
El encargado de abrir la noche es Kike (26). Es ingeniero y hasta hace unos minutos no sabía lo que era el Kararocker. "Kike nos cantará Persiana Americana, de Soda Stereo". Luces, batería y comenzó el show. Sale victorioso. Muchos aplausos y gritos para el primer valiente de la noche. "Tocar con una banda, que te apoyen y te den la partida es una sensación increíble. Es muy distinto a cantar con una pantallita y una pista ordinaria", explica el nuevo Gustavo Cerati después de bajar del escenario.
El guitarrista (Leo) y el baterista (Boris) son parte del grupo Primavera de Praga y en cada Kararocker suman cuatro canciones nuevas. El público es exigente. "Son jóvenes, gerentes, universitarios, gente moderna y nerds. Pero a todos les interesa lo que hay sobre el escenario", dice la productora de Bar Constitución, Pía Sotomayor.
Paty hoy cumple 33 años, es médico y vino porque hoy había Kararocker a cantar Un año de Amor de Luz Casal. "No me puse nerviosa. No es lo mío, entonces no me importa hacer el ridículo", afirma mientras gente desconocida le golpea la espalda y la felicita. Luego, subirá Benja. Batirá su largo y rockero pelo al ritmo de Nirvana y las luces estroboscópicas. El público enardecido le pedirá otra canción.
La noche está en su peak. Pasan las horas y a las tres y media de la mañana aún queda gente que quiere ser rockstar por cinco minutos.