Iñaki Urdangarin y su esposa, la infanta Cristina de Borbón, llevaban una vida tranquila y alejada del ojo público desde que a mediados de 2009 se instalaron en Washington. Pese al interés de la prensa española, muy poco se sabía de las actividades cotidianas de la hija y el yerno del rey de España y de sus cuatro hijos en el exclusivo barrio de Chevy Chase, donde residen las familias más adineradas de la capital estadounidense. Sin embargo, la quieta vida de la familia comenzó a cambiar con la acusación de malversación de fondos públicos en contra de Urdangarin.
El ex jugador de balonmano, que hoy declara ante el juez a cargo del caso conocido como Palma Arena (ver recuadro), gana más de 750.000 euros (US$ 1 millón) al año como consejero de Telefónica Latinoamérica y representante de la compañía en Estados Unidos, dos cargos de representación institucional sin responsabilidades ejecutivas, según revelaron a la publicación española El Confidencial fuentes cercanas a la familia real.
A estos ingresos se suman otros beneficios que recibe de parte de la empresa, los que son difíciles de cuantificar y entre los que se encuentran el arriendo de la casa que los Urdangarin-Borbón ocupan en Chevy Chase. De acuerdo con páginas de bienes raíces del sector, una vivienda de seis habitaciones cuesta en promedio entre US$ 5.000 y US$ 8.000 mensuales. Según reveló la cadena Tele Cinco, la casa que arriendan tiene tres pisos, 600 metros cuadrados, siete habitaciones, sótano, piscina y jardín trasero.
También recibe un bono por la colegiatura de sus cuatro hijos -Juan, Pablo, Miguel e Irene- en el exclusivo Lycée Rochambeau, según esa cadena televisiva. El establecimiento, ubicado cerca de la residencia familiar, cuesta US$ 16 mil en promedio anualmente por alumno, de acuerdo con la información en su página web.
Según la prensa española, la empresa también costea los viajes que realiza frecuentemente a España, tanto a Madrid como a Vitoria, donde residen los padres de Urdangarin y la mayoría de sus hermanos. Por otro lado, están los desplazamientos oficiales de la infanta y su esposo que, como miembros de la Familia Real, se cargan al presupuesto del ministerio de Relaciones Exteriores. Por este mismo motivo, el Estado también se hace cargo de los gastos de seguridad de Urdangarin y su familia en Washington, cuya responsabilidad recae en cinco miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado que son relevados cada tres meses, según la prensa española. El presupuesto en seguridad se eleva a más de 400 mil euros (US$ 538.351) anuales, que se reparten entre el sueldo de los policías, las dietas y el arriendo de una vivienda cercana a la residencia de los duques de Palma, de cuya vigilancia se encargan también varios agentes asignados por el departamento de Estado de EE.UU. La infanta Cristina ejerce en Washington como directora del Area Social de la Fundación La Caixa, cargo que ya desempeñaba cuando vivía con Urdangarin y sus hijos en Barcelona, donde la familia ocupaba un chalet en el barrio de Pedralbes, por el que pagó cerca de seis millones de euros. La hija del Rey no sólo conservó su empleo al desplazarse a la capital estadounidense, sino también su sueldo, que ascendería a 250.000 euros (US$ 336.565) anuales, según las fuentes cercanas a la Casa Real consultadas.
La vida social de la familia parece ser escasa. Ahora, el revuelo por el caso Palma Arena los ha perturbado. Hace dos semanas, Urdangarin salió corriendo al ser abordado por una periodista de Telecinco en Washington. Un día después de ese episodio ocurrido este mes, la infanta increpó a periodistas que la seguían. "Lo que quiero es que me dejen vivir tranquila", dijo.