Dice el refrán que una imagen vale más que mil palabras, pero si tomamos como ejemplo el caso del basquetbolista James Harden, cabría afirmar que en ocasiones vale mucho más que eso. Y es que la imagen del escolta de los Houston Rockets es, desde ayer mismo, más valiosa que su propio talento.

No se trata de una exageración, sino de la millonaria oferta presentada por la marca deportiva Adidas para lograr que el mediático jugador se convierta en rostro de la multinacional alemana.

Una vez que se formalice el acuerdo (que tan sólo podría desbaratar Nike, la anterior firma encargada de vestir al deportista, igualando o mejorando la oferta de su competidora antes de que finalice la próxima semana), Harden, MVP de la última temporada de la NBA según el Sindicato de Jugadores, percibirá 200 millones de dólares en 13 años (unos 15 por campaña) a cambio de ser el nuevo ícono de la marca germana en la mejor liga de básquetbol del mundo.

Sus ingresos en concepto de imagen serán entonces superiores a los 80 millones de dólares que el club tejano abonará al angelino por sus servicios deportivos hasta 2018.

Una desesperada maniobra de marketing con la que Adidas trata de recuperar el terreno perdido en su particular pugna con Nike (quien a partir de la temporada 2017-2018 será su reemplazante como marca oficial de las equipaciones de la NBA) y Under Armour, las dos compañías de ropa deportiva con mayor volumen de ventas en EEUU.

La elección de Harden como nueva imagen de la marca tampoco es aleatoria. No en vano, los honorarios del escolta de los Rockets serán mejores que los del resto de nombres propios de la NBA vestidos por Adidas, entre los que destacan otras estrellas como Derrick Rose, Dwight Howard o Damian Lillard.

"The Beard", como es conocido mundialmente el jugador de 25 años por su tupida y característica barba, recibirá de una sola marca los mismos incentivos que percibe anualmente el púgil Floyd Mayweather, el deportista mejor pagado del planeta, de manos de todos sus patrocidanores.