"El hombre que mató a Osama bin Laden… está fastidiado". Ese es el titular de la edición de la revista estadounidense Esquire que saldrá a la venta en marzo próximo. La frase hace alusión al artículo principal de la entrega, una entrevista de 26 páginas otorgada al periodista Phil Bronstein -ex editor del diario californiano San Francisco Chronicle- por el ex miembro de las Fuerzas Especiales de EE.UU. que acabó con la vida de Osama bin Laden la noche entre el 1 y el 2 de mayo de 2011 en Pakistán. En la conversación, el ex soldado de los Navy Seals cuenta cómo, tras asesinar con tres tiros al autor intelectual del ataque al World Trade Center de Nueva York y el Pentágono el 11 de septiembre de 2001, su vida se transformó en una pesadilla. Ello, porque tras renunciar el año pasado a su trabajo, perdió su pensión y su seguro médico al no completar los 20 años estipulados por la institución para mantener los beneficios. De nada le valieron sus 12 despliegues en el exterior. "El seguro para mí y mi familia concluyó la noche del viernes (en septiembre de 2012). Pregunté si habría algún tipo de transición entre el Tricare (el seguro médico que cubre a los soldados) y el Blue Cross Blue Shield (seguro de carácter civil). Me dijeron que no. 'Estás fuera del servicio, tu cobertura se ha acabado. Gracias por tus 16 años de servicio'", comentó el ex militar, quien ahora debe pagar US$ 500 mensuales por la cobertura médica.
The Shooter (El tirador), como se identifica el hombre en la entrevista -la primera que concede desde la operación que acabó con Bin Laden en su escondite en la ciudad paquistaní de Abbottabad- también reveló algunos detalles de la misión que emprendió junto a otros 23 soldados. El hombre -de 35 años y que ya había abatido a una treintena de personas en otras operaciones- fue el primero en ingresar en la habitación ubicada en el tercer piso de la residencia del líder terrorista de origen saudita en la ciudad norteña Abbottabad. Según narra, el jefe de Al Qaeda estaba en la oscuridad, sin ver lo que sucedía a su alrededor. Toda una desventaja, dado que el equipo de la Navy Seals estaba equipado con lentes de visión nocturna.
Respecto a su primer contacto visual con el saudita, The Shooter comenta a Brostein: "En el primer instante pensé en lo delgado que estaba, en lo alto que era y en lo corta que era su barba". "Estaba de pie, tenía las manos en los hombros de una mujer y la estaba empujando hacia adelante. No exactamente hacia mí, pero en dirección al ruido (proveniente) del pasillo. Era su esposa más joven. Amal. (...) yo lo miré, tenía un fusil en una mesita cerca, el AK por el que es famoso", recuerda el ex soldado en una entrevista lograda tras una convivencia con Bronstein que incluyó "muchos tragos de whisky escocés", según se consignó.
"Era una amenaza. Le disparé... dos veces, de frente, la segunda mientras caí. Se encogió en el suelo frente a su cama y le disparé otra vez, ¡Bum! En el mismo sitio. (...) estaba muerto. No se movía. Tenía la lengua fuera. Lo miré mientras daba sus últimos respiros, tan solo un suspiro reflejo", agrega The Shooter. Terminaba así una persecución que se inició poco antes del primer atentado contra el World Trade Center (febrero de 1993), luego de que un grupo de analistas de la CIA denominado The Sisterhood (La Hermandad) alertó por primera vez sobre la existencia de una red terrorista internacional.
"Recuerdo que cuando lo miraba exhalar su último suspiro pensé: ¿Es esto lo mejor o lo peor que he hecho? (...) Todo el mundo lo quería muerto, pero nadie quiso decir 'Hey, vas a matar a este hombre'. Estaba implícito", relató el ex uniformado. Según recuerda Bronstein, ni The Shooter ni sus compañeros recibieron la recompensa que pesaba sobre la cabeza de Bin Laden.
La identidad de otro de esos soldados, Matt Bissonnette, quedó al descubierto, luego de que éste escribiera, con el seudónimo de Mark Owen, un libro sobre la misión llamado No Easy Day (No es un día Fácil). Al igual que The Shooter, el trabajo de Bissonnette pone en duda la versión oficial de EE.UU., acerca de que un tiroteo precedió a la muerte de Bin Laden.