Como parte importante de los relatos que trascienden, la del filme uruguayo La casa muda es una pequeña historia que crece y crece hasta límites insospechados. En este caso, la de un grupo de amigos sin mucha experiencia en cine que quería hacer una película de terror original y experimental, con poco dinero y sin mayores ambiciones que verla terminada.
Pero el destino, las circunstancias y el talento la transformaron en un suceso que comenzó en internet, llegó a Hollywood y eclosionó en Cannes 2010. "Todavía nos sorprendemos con lo que ha pasado", cuenta a La Tercera desde Montevideo el director de la cinta, Gustavo Hernández, que consiguió un estatus de culto al ser rodada con una cámara de fotos y en un plano secuencia único, la primera cinta de horror hecha de esta forma y que se estrena el próximo jueves en el país.
Pero a diferencia de otros proyectos "innovadores" en el género, como El proyecto de la bruja de Blair, Hernández y su socio y productor Gustavo Rojo tenían en mente un genuino filme de terror sicológico cuya máxima era crear miedo en tiempo real. "El hecho de hacerla así no era simplemente un tecnicismo. Pensábamos: mirá lo que podemos hacer con poquito, y la hicimos así porque creíamos que era la mejor manera, experimentando y arriesgando", explica el director.
Una bola de nieve
La casa muda se filmó en cinco días en una casona rural de Godoy, con apenas 8.000 dólares de presupuesto y con una cámara fotográfica prestada, la Canon EOS 5D Mark II, que permite filmar en HD. No se usó iluminación tradicional salvo las linternas que utilizan los propios actores. Basada en un crimen ocurrido en 1944, gira en torno a una joven (Florencia Colucci) que va junto a su padre (Gustavo Alonso) a reacondicionar una aislada casa de campo para ser vendida por su dueño (Abel Tripoldi), pero en ella se encuentran con espeluznantes ruidos que parecen esconder a alguien o algo en su interior.
Terminado el montaje, los realizadores subieron un trailer a YouTube y la fama del filme corrió como reguero de pólvora. A tanto llegó el éxito que un día Hernández recibió llamadas desde Hollywood, de estudios como Warner y Paramount, que ofrecían comprar los derechos para hacer un remake, pero con una salvedad: la cinta debía desaparecer.
"Nos temblaban las piernas porque era mucho dinero", recuerda el director. "Nos dijeron que sólo el remake debía comercializarse, así es que nuestra película no se podía estrenar en ningún lado". Mientras pensaban llenarse los bolsillos y tirar su trabajo por la borda, los contactó un jurado de Cannes a quien le había gustado mucho el trailer de internet. "Nos dijo que la postuláramos, lo hicimos y así quedamos en la Quincena de Realizadores", dice.
El resto fue una auténtica bola de nieve. El filme impresionó en Francia y vendió inmediatamente sus derechos de distribución en Inglaterra, Australia, Japón y el propio país galo. Y al regreso los esperaba un nuevo llamado de Hollywood. Esta vez, la productora independiente Tazora Films asociada con Lionsgate ofrecía hacer el remake. Aceptaron y la cinta, bajo el nombre de Silent House, se estrenó el pasado enero en el Festival de Sundance.
Ensayo y error
Del grupo de filmes terroríficos hechos en forma artesanal, como la citada Bruja Blair o Actividad paranormal, La casa muda resalta por ser mucho más que un dubitativo experimento. El aparente amateurismo de sus imágenes requirió una compleja destreza para rodar en una toma única, la que fue conseguida a través de largos ensayos, como explica Hernández:
"Lo más difícil fue la coreografía entre actores y equipo técnico. Hubo días muy frustrantes, porque se tuvo que rediagramar, improvisar y volver a filmar. Y fue importante la concentración de los actores, quienes no debían estar muy cerca de la cámara porque se perdía la nitidez. Pero a su vez esta nos permitía movernos muy libre, ya que tiene poco peso y es muy sensible a la luz", cuenta.
Hernández recuerda que un día, cuando las cosas no salían, las lágrimas de Florencia Colucci no eran de terror, sino por la frustración de que las cosas costaban más de la cuenta. "Ahora recordamos el rodaje con cariño, pero fue complicado, era ensayo y error. Además, trabajamos mucho los ensayos a nivel emocional y eso tiene un desgaste extra", explica.
La casa muda se ha vendido a 33 países y es el filme uruguayo más taquillero de la historia en Argentina, con más de 53 mil espectadores. Y pese a que las ofertas para filmar en EEUU o Inglaterra son atractivas, Hernández decidió que su próxima cinta la rodará en Uruguay. "Vamos a trabajar acá con una productora francesa bajo el mismo espíritu: experimentar y arriesgar", finaliza.