De puño y letra el empresario y filántropo alemán Gustavo Wulff estampó su firma en su tumba donde yace desde 1946. A pasos de ahí, otra singular sepultura cubierta de enredaderas imita a una capilla bombardeada en la II Guerra Mundial. Esta se empina justo al frente del primer mausoleo, que con la forma de un pequeño panteón, construyó la familia inglesa Lewin, marcando así el inicio del Cementerio Santa Inés de Viña del Mar, el que esta semana conmemora sus cien años.
Por esta razón, la alcaldesa, Virginia Reginato, junto a Eugenia Garrido, directora de la unidad de Patrimonio, descubrieron una placa y presentaron 500 ejemplares que rescatan su historia. Un proyecto en camino, aseguró Rodrigo Macuada, actual administrador, es la implementación de un circuito turístico que recorra los hitos del recinto.
"Una de las nanas de la familia Lewin estuvo aquí hoy. Venía de La Serena a Santiago y pasó a visitar a su patrona, porque dijo que había sido muy buena con ella", cuenta Claudio Martínez, uno de los jardineros del recinto. Agrega que "en el mausoleo de los Lewin está la primera persona sepultada: don Thomas Oliver Lewin, en 1913, y en 1914 fue usado el mausoleo de los Astoreca (con Matías Astoreca y luego con la condesa María Astoreca)".
Condesas, marquesas, alcaldes, jueces, artistas, músicos, empresarios y ministros de Estado son parte de las personas allí sepultadas. Otros, como el músico de Los Jaivas Gabriel Parra y el ex mandatario Salvador Allende, estuvieron por un tiempo en el camposanto, pero fueron trasladados.
Antecedentes
"La idea de tener un cementerio laico en Viña del Mar venía desde fines de 1800, con José Francisco Vergara", dice Macuada. Las diferencias sobre la secularización del Estado, sin embargo, mantuvieron sólo un cementerio católico en Caleta Abarca y fue el terremoto de 1906 que agilizó todo. "Murieron muchas personas, y muchas se vinieron de Valparaíso a Viña, muchos inmigrantes también, era necesario otro cementerio", agrega. Entre 1908 y 1912 se concretó todo, cuando la sociedad Población Vergara -fundada por Salvador Vergara y donde participaban ilustres vecinos, como el primer alcalde Juan Magalhaes y otros hoy sepultados ahí- donó las primeras dos hectáreas a cambio de permisos para explotar una línea de tranvía.