Algunos vecinos están acostumbrados. Otros hacen coincidir sus vacaciones y abandonan la ciudad para evitarse malos ratos. Así, los cerca de 1.000 residentes del entorno de la Quinta Vergara, uno de los barrios más antiguos y tradicionales de Viña del Mar, se preparan para el final de febrero, cuando comienzan los seis días de música y algarabía del Festival de la Canción, justo a un costado de sus viviendas.

"Yo pido mis vacaciones antes de que empiece el Festival y con mi familia nos vamos, porque no me gusta la bulla", dice un vecino del edificio Parque Vergara.

Apenas se inicia el certamen, Carabineros dispone un contingente de casi 300 efectivos para la custodia del evento y el cierre perimetral de la Quinta Vergara. Allí es donde se agolpan los fans y donde intentan pasar los vecinos en sus vehículos, que deben acreditar su residencia para ingresar. "Una semana antes de que empiece el Festival se hace un empadronamiento de los residentes, para que puedan circular sin mayores inconvenientes", relata el mayor de la Primera Comisaría de Viña del Mar, Pablo Salgado.

Los vecinos sostienen que deben armarse de paciencia. "Se junta mucha gente a mirar y cuesta transitar. El año pasado una vecina tuvo varias peleas, porque no la dejaban pasar a su casa", relata Pablo Lineros.

El Hotel Quinta Vergara es uno de los beneficiados. La última semana de febrero se repleta, principalmente, con fanáticos que llegan a la ciudad a ver a sus artistas favoritos. "Hay mucha efervescencia, música, el movimiento es bien entretenido. Nosotros les damos tarjeta a los turistas para que puedan entrar sin problemas", relata la propietaria del recinto, Nilda Ríos.

La principal queja de los vecinos es la música, que por seis días consecutivos suena hasta las tres de la mañana, sumado al ruido que generan al salir los 15 mil asistentes de cada jornada. "Se escucha la música en los departamentos, retumba un poco. Hay vecinos que están obligados a trasnochar", dice Lineros

Otros residentes disfrutan de la algarabía. "Llevo 40 años acá. Puede ser molesto para algunos, pero a mí me gusta", dice Odette Ruiz.