Señor director:

Gonzalo Bustamante respondió el lunes a la columna de Hernán Büchi publicada el domingo en este diario diciendo que ha habido un cambio en el pensamiento de la derecha, no "avergonzamiento".

Sin embargo, al momento de explicar ese cambio, el profesor salta de un lugar común (una "reductio ad pinochetum") a otro (la derecha eco-etno-renovada del siglo XXI).

Por mi parte, sería más sincero decir que la derecha chilena de hoy a duras penas sabe lo que es y mucho menos lo que ha sido. La razón de ello se encuentra en lo que Axel Kaiser, en su libro La fatal ignorancia, llama "anorexia cultural": falta de reflexión y producción intelectual. Después de todo, a diferencia de lo que parece pensar Büchi, los 80 terminaron con una gran pregunta abierta para la derecha chilena: ¿Es conciliable nuestra tradición institucional y cultural con el liberalismo político y económico de raíz norteamericana? (y si lo es, ¿cómo?).

Tal pregunta estuvo muy presente en los escritos de Jaime Guzmán y en las preocupaciones finales de Mario Góngora, entre otros. Hoy no parece existir ni esa ni otra discusión dentro del "sector": sólo queda el característico pragmatismo, un par de trincheras mal defendidas y la mueca de indecisión intelectual. Ahí hay, quizás, una gran misión pendiente para las nuevas generaciones.

Pablo Ortúzar Madrid