Lo que en la primera noche fue diversión multicolor, en la segunda fue puro sonido hipnótico destinado al trance. Luego del inicio de la nueva edición del festival SUE que se realiza en Espacio Riesco -con Mika como claro triunfador y Scissor Sisters con un show apenas correcto y que terminó con el lugar casi despoblado-, la jornada de anoche tenía en Thievery Corporation y Massive Attack a sus protagonistas centrales. Y la diferencia no solo fue estilística: mientras el pasado miércoles llegaron solamente cinco mil personas, para la comunión con la electrónica arribaron cerca de ocho mil, lo que hizo que el lugar se viera claramente más lleno.
A cambio, Thievery Corporation, uno de los proyectos electrónicos más reputados de la última década, apareció a las 22 horas y demostró que los pergaminos y los aplausos no son gratuitos. Con seis músicos de sesión en escena, comandados por los DJ y productores Rob Garza y Eric Hilton, el colectivo de Washington desplegó una fórmula emparentada con el trip hop, pero que sepulta cualquier conato de monotonía: su fórmula es un rico festín sustentado en las percusiones generosas, el dúo de trompeta y saxo que se ubica en un costado como protagonista silencioso y, sobre todo, la posta continua de vocalistas que entran y salen de escena.
Ahí está desde el groove con reminiscencias étnicas e hindús de la cantante Sista Pat hasta el tono funk y reggae de Roots & Zeebo. En el rompecabezas, también cabe el notable aporte de un sitar y los bajos gruesos y voluptuosos que cubren casi todo el sonido. El público se balancea entregado y aplaude la oferta ofrecida por el conjunto. En el resumen, Thievery Corporation es un collage embriagante de ritmos, que corta y pega hasta crear una arquitectura propia y que configura uno de los números electrónicos más interesantes de la escena actual. La salida de Massive Attack, insignes del movimiento trip hop, estaba pactada para cerca de la medianoche.