SE trata de una de las entrevistas más íntimas dadas por Guillermo Luksic. En el marco del programa de entrevistas "Estudio del líder", de Canal 13 Cable en 2010, el empresario detalla la relación que tuvo con su padre, su estilo de negocios y las cosas que lo hacen feliz.
"Antes de que le diera cáncer (mi padre) empezó a ir a misa. La adhesión mayor a la religión y a la Iglesia Católica le vino junto con su descubrimiento de su rol de responsabilidad social. Una cosa que un empresario nunca debe olvidar es el valor de contribuir, de hacer que el bienestar y lo material que Dios nos dio, y que nuestro trabajo ayudó a crear, no sea solamente para comprar bienes materiales. Al final de la vida los bienes materiales importan re poco. Lo que uno se lleva cuando se va es lo que ha dado, no lo que ha recibido".
¿Cuál es el primer recuerdo de su padre cuando era niño?
Mi hermano Andrónico y yo éramos bastante chicos, de 6 o 7 años, con pantalones cortos, (cuando) mi padre tenía un interés por la cosa minera. Lejos de andar en bicicleta o en triciclo, o de jugar a las bolitas los fines de semana, él nos subía a su camioneta con tracción a las cuatro ruedas, y nos llevaba a recorrer el desierto buscando minas... ninguno de los dos se entusiasmó mucho con el negocio minero. Gracias a Dios Jean Paul, el menor, con gran ojo, tuvo la suerte de hacerse cargo.
¿Cuál fue la última conversación con él, antes de morir?
Tuvimos tantas conversaciones... Mi padre murió de cáncer y si bien tuvo una enfermedad relativamente corta, tuvimos la oportunidad, al menos en tres o cuatro meses, de conversar mucho. Yo me juntaba con mi padre prácticamente todos los días. Salía de mi oficina a las 7, 7 y media, 8 de la tarde, y no hubo día en que no fuera a verlo. En algunas oportunidades no hacíamos más que tomarnos de las manos y quedarnos en silencio durante mucho rato. En muchas otras se dio la ocasión de conversar de muchas cosas.
¿Nos podrías hablar un poco de la personalidad de tu padre?
Nuestras raíces croatas, por el lado Luksic, datan de fines de 1800. La nuestra era una familia de pescadores y agricultores de la isla Brac, muy humilde. Eso no se pierde nunca. Dicho eso, tengo la impresión de que existen dos tipos de líderes: los líderes de fuerza y los líderes de intelecto. Ser líder de fuerza no cuesta mucho y ejemplos en la historia hay muchos: hay Napoleones, hay Hitler, hay Nerones, que fueron individualistas y arrogantes. Existen estos líderes, y hay otros más intelectuales, más consultivos, más humildes. Hay que entender que la opinión de los demás es respetable, uno tiene la obligación de tratar de rodearse de las personas lo más capacitadas posible, que le hagan a uno una especie de contrapeso, con capacidad de decirle a uno que está equivocado. Esos son los líderes más valiosos, los que son capaces de crear un grupo de colaboradores en torno de ellos. Buenos líderes son normalmente personas humildes y mi padre lo era.
¿Cómo aplica esto de humildad y seguridad para no transformarse en un arrogante?
A mi padre le gustaba trabajar en equipo, regla número uno para ser un líder más exitoso que aquel que toma sus decisiones solo. Líder es alguien capaz de generar en torno de sí una adhesión importante. Dicho eso, hay que entender de que todo en la vida supone un riesgo. Todo lo que hacemos diariamente, subirnos a un bus en la mañana, bajarnos del Metro, tomar el auto o hacer un deporte, involucra un riesgo. Los negocios son iguales. Tomar decisiones en negocios es caro, cuesta mucha plata, entonces a veces es más simple, más sencillo, barato y cómodo no tomar una decisión. Lo importante para ser líder es tomar la decisión, no tener miedo. Lo peor que puede pasar es que uno se equivoque.
Ser hijo de Andrónico Luksic, ¿ha sido una carga?
Lo que normalmente hacen los padres es apernarse a sus cosas y nunca delegar hasta que mueren. Normalmente los hijos crecen a su sombra, sin oportunidad de tomar una decisión. Lo inteligente es hacer lo que él hizo. Cuando mi padre cumplió 55 nos llamó a los hermanos hombres y nos dijo: "Toda mi vida he hecho más lo que debo que lo que he querido. Lo que quiero ahora es hacer lo que me gusta. Ustedes están bastante bien y han aprendido algo, así que en este acto les traspaso todo mi patrimonio". Y nos traspasó su patrimonio en propiedad y en manejo. Yo, en esa época, debo haber tenido 24 años y mi hermano 25. Al principio nos dio susto. Pero tuvimos que hacerlo porque el caballero pescó sus maletas, se fue y nos dijo: "No me llamen para pedir ningún consejo. Si en algún momento quieren hablar conmigo o pedirme una opinión están las puertas y teléfonos abiertos. Llámenme cuando quieran, pero no me pidan que resuelva nada". Cuando un padre actúa de esa forma, los hijos nos acostumbramos a tomar decisiones y responsabilidades desde muy jóvenes, de modo que al final del camino, cuando el líder muere o desaparece, no hay cambios, porque ya nos acostumbramos a tomar decisiones.
¿Qué es lo que más le hace feliz y que es lo que más detesta de los negocios?
Me fascinan los negocios, es una cosa genética, endémica, aprendida. Si uno está obligado a hacer una cosa que no lo entusiasma, lo hace pésimo. A mí me fascina lo que hago y, gracias a Dios y a la Virgen, lo he hecho más o menos bien. Lo que más me gusta es lo que mi padre también decía: uno hace esto porque le gusta, no por obligación, no para ser más rico y porque es lo único que uno sabe hacer por lo demás. Si me dijeran: "Y tú, ¿qué harías distinto?, la verdad es que no tendría nada más que hacer, porque no sé hacer otra cosa. Y no con el afán de obtener nada, sino por el gusto de que esto tenga como consecuencia generar empleos, riqueza, innovación y beneficios para el país. Tal vez ese es el mayor fruto de lo que uno hace: darse cuenta que lo que uno hace no es en vano, hace que otra gente también tenga oportunidades.¿Lo malo? Los viajes. A mí me carga volar, andar en un avión, cambiar la comida de mi casa por la de los hoteles y que no me laven mi ropa como a mí me gusta. Pero la verdad es que lo hago menos, porque ya mis hijos están más crecidos y tratando de imitar lo que mi padre hizo, de modo que esta generación, que les habla, yo creo que lueguito vamos a pasar a retiro, a dejarle espacio a la generación joven, que es lo lógico, para que tomen sus decisiones y aprendan a resolver y a seguir creando.