La Playa Las Toscas, en la ciudad de Mar del Plata, fue la sede del triatlón en los Juegos Odesur de 2006 de Buenos Aires, que tuvo al balneario transandino como subsede. Allí, hace 10 años, Bárbara Riveros, entonces de 19, disputaba su primer triatlón como adulta bajo la bandera de Chile. Tras participar del Mundial Juvenil de Japón y de algunas copas panamericanas en la categoría todo competidor, la santiaguina debutaba en un megaevento: los Juegos Sudamericanos.
Y lo hizo con clase, mostró todas las capacidades que por esos años conocían sus cercanos y hacían escasas notas en la prensa. Alcanzó el bronce en la prueba, con un tiempo de 2.19'22". El oro fue para la brasileña Mariana Ohata, luego suspendida por seis años por dopaje, por lo que se perdió Río 2016, y la plata para la colombiana María Morales.
Tremendo logro de la chilena, que no por histórico estuvo exento de problemas. La joven con la bandera chilena en el uniforme debió ser atendida por los médicos una vez que cruzó la meta. Luego de eso, pasó algunos minutos en la ambulancia, donde se rehidrató. Nada le impidió, eso sí, participar de la ceremonia de medallas, la primera por los colores nacionales.
El desmayo fue un paréntesis que no la amilanó, pues fue el primer paso en una carrera que sabe de panamericanos y dos Juegos Olímpicos: fue 25ª en Beijing 2008 y 16ª en Londres 2012.
"Ya a esa edad era muy comprometida y meticulosa con todo lo que tenía que ver con el entrenamiento y las competencias y muy preguntona. Consultaba a todo el mundo varias veces la misma pregunta hasta que lograba obtener la respuesta o formarse una opinión de lo que ella quería saber", recuerda Felipe van de Wyngard, también medallista en ese evento.
Hoy, diez años después, Bárbara Riveros aparece como la última esperanza nacional de conseguir un buen resultado en Río. Lo era desde un inicio, pues en las previsiones se le ubica dentro de las 15 mejores y con opciones de algo mejor que eso, especialmente por la medalla de oro conseguida en julio del año pasado en los Juegos Panamericanos de Toronto. Sólo superada en esa previa por Tomás González, quien cumplió con la proyección al terminar entre los ocho mejores.
Oficialmente, las autoridades chilenas no quieren confirmar si el nombre de la triatleta está o no en la casilla de probable medalla en sus proyecciones, en especial en el día previo a su participación. "No queremos presionarla", aseguran.
Riveros aparece en la lista de favoritas, llega como la 17ª ubicada en el ranking mundial y la 15ª entre las inscritas en los JJ.OO. En Hamburgo, donde fue sexta en julio, Riveros tuvo su último apronte fuerte. "A ella le vi una mucho mejor natación. En Río solo estaremos en la pelea si conecta el primer grupo del ciclismo. Si hubiera hecho eso en Alemania, era podio seguro. En pedestrismo está bien, es de las mejores". Es el análisis de Agustín Riveros, padre de la deportista, fan numero uno y casi un técnico para ella también.
En su contra juega el hecho de que muchas competidoras harán estrategia de equipo, mientras ella estará sola.
De cara a la competencia de hoy, el padre de Chicka asegura que "está muy bien físicamente y mentalmente también, sólo esperando la prueba de este sábado".
Tras la competencia, a la chilena las autoridades le ofrecerán ser la abanderada nacional en la ceremonia de clausura de mañana. Su respuesta, seguro, dependerá de su suerte en la carrera.
Todo se sabrá hoy, desde las 11 horas, con partida y meta en el Fuerte Copacabana, cuando Bárbara Riveros enfrente su tercer triatlón olímpico.