Los colegios mixtos han ganado terreno por sobre los de un solo género. En el 2000, los colegios segregados agrupaban el 12,6% de la matrícula en el país. Para 2011, la cifra había caído a más de la mitad, 5,5%.
A lo largo de la historia de Chile el cambio ha sido más profundo. Y muchos colegios que hoy son reconocidamente mixtos partieron siendo de un género.
Como un "colegio para hijos de caballeros" se definía, por ejemplo, el Grange en 1928, cuando se fundó. Hasta que en 1971 aceptó a mujeres, principalmente provenientes del Dunalastair. Un año después lo siguió el Santiago College y en 1973 lo hizo el Saint George. Este había aceptado mujeres en primero básico, desde fines de los 60, pero no fue hasta 1973 que hizo extensiva la medida a todos los niveles. Marcelo Trivelli, director de Factor Estratégico, era alumno en esa época y recuerda que lo más dificultoso fue cambiar fue la cultura. "Lo que costó y sigue costando es la mirada machista de algunos papás que no matriculaban a sus hijas en el colegio, porque era de varones", recuerda.
En 1994, fue el turno del SSCC de Manquehue, aunque educando a niños y niñas en aulas distintas y en 2004 el del Instituto Alonso de Ercilla, de los hermanos maristas, cuya primera generación mixta ya está en sexto básico. Según relata su director, Jesús Triguero, el cambio más beneficioso ha sido la mejora del clima escolar.
El San Mateo de Osorno fue el primero de los jesuitas en incorporar mujeres en 2005. Una tesis de magíster realizada por alumnos de la U. Alberto Hurtado evaluó el cambio. Entre las cosas destacadas por los docentes figura el mejoramiento de la convivencia dentro del aula.