Fue una de las batallas más cruentas libradas durante la Guerra Civil en Estados Unidos. Durante tres días, a comienzos de julio de 1863, los ejércitos Confederados y de la Unión combatieron en Gettysburg: sólo durante el primer día participaron más de 50 mil soldados y 15 mil resultaron muertos. Durante las siguientes dos jornadas, el saldo de muertos y heridos se elevó a 30 mil. Pero el hito que marcó este enfrentamiento va más allá de la furia que se vivió en el campo de batalla.

Hasta ese entonces, los soldados heridos quedaban a merced de su propia suerte. Tendidos en el campo de batalla durante días antes de recibir algún tipo de ayuda. Tal era la precariedad, que cuando el doctor Jonathan Letterman asumió su cargo como director Médico del Ejército de la Unión durante la batalla de Bull Run (1862) demoró una semana completa en trasladar a todos los heridos hasta los hospitales cercanos. No existían sistemas de primeros auxilios ni médicos que acompañaran a los soldados ni sistemas de emergencia. Sólo los más afortunados sobrevivían. Fue entonces que, por orden de su superior directo, el general George McClellan, Letterman se abocó a trabajar en un sistema para aplicar en Gettysburg que no sólo sería clave para reducir el número de bajas en combate, sino que sentaría las bases para la medicina de emergencia como la conocemos.

La estrategia, conocida como el Plan Letterman, funcionó como un verdadero laboratorio de técnicas para emergencia. Hoy sigue operando no sólo para atender a los heridos en campos de batalla, sino también para brindar atención en catástrofes y en centros de urgencia de los sistemas médicos modernos de todo el mundo. Ni las ambulancias ni las especializaciones médicas ni los sistemas de primeros auxilios existían antes de Gettysburg.

Sistema de ambulancias

Durante las guerras previas a 1860, los soldados que caían heridos podían pasar días esperando ser trasladados a un hospital tras recibir la primera atención. Si bien existían sistemas de transporte, estos vehículos eran operados por soldados cuya orden era priorizar el transporte de armas, traslado de contingente y los suministros. Los heridos eran siempre la última prioridad, por lo que las probabilidades que tenían de sobrevivir eran extremadamente bajas. Letterman determinó que debían existir transportes exclusivos para los heridos, a cargo de civiles especialmente entrenados. Fue así como surgió el primer sistema de ambulancias, por aquellos años consistentes en carruajes tirados por caballos, que se apostaban en las cercanías del campo de batalla, listas para evacuar a los caídos. Como el número de bajas se redujo considerablemente, las autoridades determinaron que el sistema debía seguir operando en las sucesivas guerras, no sólo en Estados Unidos. Y ejércitos en otras partes del mundo, como el británico o el prusiano, adoptaron el mismo sistema. Prontamente los hospitales civiles incorporaron las ambulancias, utilizándolas para toda clase de emergencias hasta nuestros días.

Medicina de especialidad

Un solo médico con rango militar acompañaba a los batallones, haciéndose cargo de todos los detalles, desde la intervención quirúrgica hasta el suministro de anestesia. ¿El resultado? Largas filas de heridos se acumulaban, esperando atención. Terminar de operar al primero de los heridos era un procedimiento tedioso que podía tardar horas. Pero Letterman adoptó una serie de medidas para optimizar ese proceso en plena batalla. Una de éstas fue la del asistente médico. Tenía la misión de ayudar al doctor con todo el instrumental necesario para la operación, lo que permitía ganar tiempo valioso. Otra medida fue que uno de estos "ayudantes" debía hacerse cargo exclusivamente del suministro de anestesia a los heridos que iban a ser operados. En efecto, en el campo de batalla de Gettysburg nacían algunas especialidades de la salud: enfermería, arsenaleras y, por supuesto, la anestesiología.

Primeros auxilios

Aunque las ambulancias y la asistencia para los médicos optimizaba la labor en una guerra, hasta ese momento sólo los médicos mantenían los insumos necesarios para atender heridos, de manera que los soldados que caían en combate debían esperar a ser atendidos por el especialista cuando estuviera disponible. Hablamos de minutos esenciales para detener hemorragias o suturar heridas graves, que costaban miles de vidas. Letterman consideró que establecer un mecanismo de atención de urgencia podría resolver este punto, por lo que incorporó el concepto de primeros auxilios. Los primeros "kits" de emergencia, conteniendo instrumental médico, debutaron en la Guerra Civil e incluían desde elementos para suturar heridas hasta cloroformo para dormir a los pacientes y herramientas para realizar amputaciones en los casos más graves.

Atención de urgencias

Todos estos procedimientos debían realizarse con prontitud, de manera que se establecieron tiendas de campaña que comenzaron a recibir heridos, convirtiéndose en los primeros centros de urgencia. Los heridos que reunían las condiciones para ser intervenidos en el mismo lugar eran operados directamente en estas "estaciones", para luego ser trasladados en las ambulancias hasta los hospitales. Acá se concentraba el médico con los asistentes quirúrgicos y los anestesistas. Este concepto dio lugar a la creación de centros similares en hospitales de todo el mundo, donde se brinda hasta hoy atención prioritaria a los heridos que llegan en estado de gravedad.

Prioridad en procedimientos

Hasta la Guerra Civil en Estados Unidos, los heridos eran atendidos en orden de llegada. Esto implicaba que aquellos que llegaban mortalmente heridos podían ocupar horas en una atención que finalmente resultaba infructuosa. Letterman decidió establecer un sistema de prioridades, donde aquellos que tenían menos posibilidades según la gravedad de sus heridas debían dar paso a los que estaban graves pero fuera de peligro de muerte. En este contexto se consideró como los más graves a quienes tenían impactos de bala en la cabeza o el abdomen. El Plan Letterman fue adoptado como sistema para todo el ejército de Estados Unidos por un acta del Congreso en 1864. Gracias a todas estas medidas, miles de vidas se salvaron en posteriores conflictos bélicos en todo el mundo, un aprendizaje que permitió hacer más eficientes los servicios médicos en hospitales hasta el presente.