Buenas alumnas, con ganas de estudiar en la universidad y apegadas a sus familias. Eso tenían en común Daniela González (19), joven de Contulmo, quien donó su corazón y pulmones a Trinidad Gelfenstein (17), quien esperaba un trasplante hace algunas semanas y que, tras la intervención, permanece en estado crítico en la Clínica Las Condes.

Con voz quebrada, Roberto González (46), padre de Daniela, explica que la adolescente había viajado desde la Región del Biobío hasta Santiago la semana pasada. El objetivo: trabajar como cajera en un supermercado con el fin de ahorrar para sus estudios. "Me dijo que trabajaría tres meses y que guardaría toda su platita en el banco. Porque después iba a trabajar allá (en Contulmo). Era muy buena alumna. Quería estudiar Diseño Gráfico, le encantaba, ella era muy buena para el dibujo, siempre andaba con su block".

La joven tenía pensado tomarse una semana de descanso antes de iniciar su trabajo y casi a diario se comunicaba con sus familiares que estaban en el sur para contarles cómo estaba: "Le encantaba Santiago, siempre venía en invierno. Pero cuando la fui a dejar al terminal le dije: allá es peligroso, ten cuidado".

Todo cambió para la adolescente de la VIII Región el domingo pasado: mientras caminaba por calle Malbec, en Lo Barnechea, fue impactada duramente por un auto. Se mantuvo tres días en estado grave y el miércoles pasado entró en un coma en el Hospital del Salvador.

"Ella me dijo a mí que quería ser donante (...). Yo pienso que ella tiene que haber visto algún caso. Era tan bondadosa", cuenta el padre. "Antes de donar los órganos de mi hija, ya habíamos escuchado sobre el caso de Trinidad. En ese minuto para mí lo primero que se me vino fue ella. Queríamos que fueran para ella", agrega la madre de la joven, Alicia Rivera (38).

Pero no sólo Trinidad recibió los órganos de la joven originaria de Contulmo. Daniela se convirtió en una donante multiorgánica: entregó sus dos riñones e hígado a dos personas. Ambos pacientes se encuentran en buenas condiciones.

Rechazo al órgano

A pesar de las diferencias entre las jóvenes, las familias han descrito que las adolescentes tienen elementos comunes. Querían estudiar el próximo año: mientras Daniela buscaba una carrera ligada al arte, Trinidad quería ingresar a Ingeniería Comercial. También las ligaba el ser buenas alumnas en sus colegios. La primera, egresada del Liceo Polivalente Nahuelbuta y Trinidad, alumna del Colegio Sagrado Corazón Monjas Inglesas.

Antes de la intervención de Trinidad, a eso de las 20 horas, los cercanos de la estudiante iniciaron una cadena de oración. Durante la cirugía, tanto los padres, como sus dos hermanos y un grupo de amigas, se reunieron a esperar el resultado. Incluso, cerca de 10 compañeras de cuarto medio, su pololo y sus parientes más cercanos pernoctaron en el recinto. En el hall se podía ver a las alumnas durmiendo en los sillones. Luego, cerca de las 9.30 horas, acordaron donar sangre a la joven paciente. Una hora más tarde, Trinidad salía de la operación con noticias nada alentadoras: el cardiocirujano Cristián Baeza explicó que la estudiante había tenido un rechazo del nuevo corazón, lo que obligó a conectarla a un respirador que apoya sus funciones vitales. "Ella está en una condición de extremada gravedad. Se encuentra conectada a una máquina que soporta su función cardíaca y pulmonar. Está con un fenómeno de coagulopatía, es decir, un sangramiento constante que está más controlado, pero eso se debe a una falla muy importante y es signo de una gravedad", precisó.

El médico añadió que el pronóstico de la estudiante es "tremendamente sombrío".