"Lo que me haría de verdad feliz sería volver con la madre de mi hija... Y llegar a los Juegos Olímpicos de 2012. Me gustaría, de verdad me gustaría. Quiero estar en el boxeo otra vez y llegar a hacer algo grande".
Estas palabras corresponden al pugilista de 22 años Cristián Moreno. Las dijo en un extenso artículo dedicado a él en la revista The Clinic, en marzo de 2008. A poco más de un año de esas frases, el joven decidió poner fin a su vida, ahorcándose después de haber compartido con unos amigos.
Moreno era uno de los pocos pugilistas con proyección del país. Probablemente, el único. Fue tres veces campeón nacional en peso Pluma y había sido el único nacional en los Juegos Panamericanos de Río 2007. Y si bien perdió en su primera pelea ante el favorito mexicano Francisco Vargas, el chileno sorprendió gratamente en un enfrentamiento que transmitió TVN y que lo convirtió en una estrella en las calles de Alto Hospicio, Iquique. Una fama que, a la larga, resultó efímera.
En una vida marcada por la pasta base, los desencuentros amorosos, los líos familiares y económicos y los problemas que acarrea una actividad tan deslavada como el boxeo, Moreno trató de progresar. El día en que salió del anonimato, en Brasil, se convirtió en su punto de inflexión. De regreso en la Primera Región, volvió a caer en la droga y, sin dinero, comenzó a limpirar autos, hasta que se aburrió... Terminó detenido, tras recibir una paliza al ser sorprendido robando en un local de electrodomésticos. Por no tener antecentes, le dieron el beneficio de la firma.
Después de ese incidente, viajó a Santiago para darse una nueva oportunidad, pero nuevamente fracasó. "En el ámbito personal, lo perdimos. Dejamos de tener noticias de él... Era un buen boxeador. Sólo sabemos que regresó al norte", comentó Víctor Méndez, gerente general de la Federación de Boxeo, organismo que cuenta con habitaciones y comida para recibir a sus deportistas asociados, jóvenes como Moreno. No hay dinero para mayores ayudas sociales.
"Cuando me siento feliz y peleo con ritmo, como que bailo, jaja. Ahí me siento libre", comentó Moreno al semanario. El futuro, sin embargo, le deparó terminar mendigando y durmiendo en la carrocería de un camión, hasta el día en que decidió suicidarse.
Ayer fue sepultado. Una muerte que tocó a muchos, en una ciudad donde varios ex púgiles han corrido casi la misma suerte. En las tierras del "Tany" Loayza, Arturo Godoy y "Maravilla" Prieto, el deporte de los puños vive su cara más triste.