En los últimos años han ocurrido varios casos, a nivel local e internacional, que han puesto de manifiesto la importancia de los directorios y de un buen gobierno corporativo, siendo uno de los más resonantes el de La Polar. Por ello, la tendencia actual es que los directores ofrezcan un perfil más integral y diverso, para que sean una fuente de ideas y ayuden a mirar más allá de los límites del negocio.
Sin embargo, en general, en Chile los directorios todavía son homogéneos en profesiones, creencias, género y visiones, lo que los lleva a analizar las situaciones, oportunidades o problemas de la misma manera y, por lo tanto, no se producen grandes cuestionamientos. Aunque están en retirada los directores que sólo tienen un rol de confianza, limitándose a asentir ante las decisiones del accionista que lo nombró en el cargo.
Alejandra Aranda, socia y directora ejecutiva de Humanitas Executive Search, señala que existe una clara orientación al tratar de conformar directorios con distintos perfiles y roles. "Es importante tener en cuenta que es en el directorio donde se maneja el destino de una compañía, donde se debe estar alerta de las tendencias mundiales, a las amenazas y oportunidades que presenta el panorama actual. Para ello es necesario contar con integrantes inquisitivos, soñadores, matemáticos", destaca.
Dependiendo de la empresa, son distintas las competencias que el directorio como cuerpo necesita: visión estratégica, manejo de crisis y contingencia, relación con el entorno, capacidad analítica, conocimientos técnicos que incluyan manejo financiero y de riesgo, conocimientos tecnológicos, conocimiento de mercados. En algunos casos podría resultar provechoso incorporar conocimientos del mercado de los proveedores, o de países en los que la empresa tiene operaciones. De esta forma se produce un dialogo más rico y cuestionamientos que llevan a una mejor reflexión.
"Un directorio de excelencia no sólo tiene un buen balance al incorporar directores con experiencias diversas, sino que, además, contempla distintos perfiles, mezclando pensadores analíticos con visionarios, o conciliadores con cuestionadores", acota Leslie Cooper, socia y directora ejecutiva de HK Human Capital.
Por otro lado, se considera erróneo esperar que un director se involucre directamente en la dirección de la compañía, convirtiéndose en una especie de extensión de la gerencia.
"Es importante entender que el directorio y la administración son entes absolutamente diferentes y requieren perfiles diferentes", afirma Carla Fuenzalida, directora ejecutiva de CF + Partners. "El directorio opera en un nivel que trasciende los hechos cotidianos de la empresa. No hay nada peor que un directorio donde se habla 45 minutos de lo que pasó el sábado en la tienda del Parque Arauco y cómo debiera resolverse. Lo que se requiere son perfiles diferentes, para que sean capaces de ver entre todos el big picture de la empresa desde una perspectiva lo más amplia y certera posible", agrega.
Habilidades específicas
En los directorios, las competencias técnicas deben estar relacionadas con la experiencia adquirida en materias que puedan aportar al core business de la empresa. Si un ejecutivo tuvo mucho éxito como gerente en el retail o la industria productiva, por ejemplo, luego como director puede aportar desde una visión amplia del sector en asuntos como la distribución o el branding. Para ello es clave que ese profesional sea capaz de hacer la transición y entender que como director no debe operar, sino aportar desde las decisiones estratégicas.
Hoy, asimismo, las empresas requieren consejeros con habilidades específicas. Entre ellas, foco en la sustentabilidad (lo que implica ponderar los efectos que las decisiones del directorio generan en la comunidad y el medioambiente); búsqueda de oportunidades; sensibilidad frente a culturas diferentes; ser promotores del diálogo, innovadores y flexibles.
"También son necesarios los directores que tienen la capacidad reflexiva de indagar y entender los procesos que ha vivido la organización, en contraposición a los propositivos, que corren el riesgo de terminar restando poder a la administración. Y está el especulador, con la capacidad emocional de compartir escenarios disruptivos, imaginarios o aparentemente inalcanzables, algo poco frecuente en el ambiente directivo, porque se mal supone que el directorio sólo se maneja desde las certezas", dice Alejandra Aranda.
Lo concreto es que si bien el directorio siempre debe velar por el negocio, defender los intereses de todos los accionistas y llevar un control interno de la gestión, también tiene que aportar un valor diferenciador a través de una diversidad de perfiles y habilidades. "En el país se ha evolucionado bastante en este sentido", afirma Carla Fuenzalida, "y creo que la razón principal es que la hipercompetitividad hace que si en una industria, una empresa comienza a tomar en serio la formación de un directorio profesional, en la competencia tienen que repensar el suyo, porque de lo contrario compiten con desventaja".
Por ende, en Chile comienza a formarse un círculo virtuoso con los directorios.