Lili o Panchi, como llamaban afectuosamente sus compañeros a Liliana Francisca Palma Núñez, de 16 años, era querida y reconocida en el colegio San Jorge de Talca por su alegría, perseverancia, dedicación a los estudios, pero sobre todo por la solidaridad que la destacaban a ella, a su hermano mayor y a sus padres, un empresario y una asistente social del Hospital Regional de Talca. Así describieron profesores, amigos y compañeros a esta joven amante de los deportes y que participaba activamente en Un Techo para Chile, quien falleció el miércoles y cuyo corazón fue donado a José Francisco Cruzat.
Es que, a diferencia de lo ocurrido hace tres años, cuando una familia talquina se negó a la posibilidad de ser donante para el pequeño Felipe Cruzat, el hermano menor de José Francisco que falleció esperando un trasplante, esta vez la familia Palma Núñez sí estuvo dispuesta a donar los órganos de su hija, quien sufrió un accidente mientras montaba a caballo, el jueves pasado, en la parcela de unos amigos, en San Clemente. Así, la niña se convirtió en donante para cinco personas.
Loreto Rivera, amiga de la familia, expresó que "esta es una familia muy católica y siempre hemos pensado que en estas pruebas tan altas la fe nos motiva a ayudar al prójimo, y la verdad es que estamos muy orgullosos de ellos, de sus valores". Agregó que el tema de la donación de órganos había sido conversado en familia con anterioridad al accidente. "Ellos estaban dispuestos a donar, se trataba de un caso especial, porque, además, la familia Cruzat es muy querida en Chile y han sufrido tanto como nosotros, creemos que lo más lindo es que se ayude al prójimo, pues eso nos consagra y nos hace vivir mejor", dijo la amiga.
Al respecto, Gonzalo Cruzat, padre de José Francisco, destacó que "el caso de Felipe ayudó mucho a tomar conciencia (...). Muchos donantes expresaron su voluntad en ese tiempo, cuando Felipe requería un trasplante. Esta niña (la donante) manifestó durante el proceso de Felipe que quería ser donante".
En tanto, los alumnos del tercero medio del Colegio San Jorge coincidieron en que Liliana era una niña muy especial, formada con valores católicos, muy buena alumna, de promedio 6,5, a quien le gustaban las ciencias, matemáticas , tecnología y deseaba estudiar Medicina. Trabajó desde primero medio en Un Techo para Chile, formaba parte del grupo de Cheerleaders Los Pumas y le gustaba trotar y andar en bicicleta. Además, destacaron su disposición para ayudar a quienes presentaban problemas en matemáticas y a quien la necesitara.
Su ex profesor jefe, Héctor Castillo, agregó que "tocamos el tema de la donación de órganos más de una vez y ella lo tenía muy claro, por su forma de ser ella decía que siempre hay que entregar, sin mirar a quién".