Imagine una tela de araña pero reemplace cada hilo de esta red por un láser que viaja varios kilómetros por un tubo y al final rebota en un espejo para formar esta malla. Así funcionan los detectores de LIGO, el Observatorio Estadounidense de Interferometría Láser que es capaz de unir sus equipos instalados a 3.000 kilómetros de distancia y dibujar redes láser en busca de información en lo más profundo del Universo.

La construcción del proyecto LIGO se inició en los 90 y a partir de 2010 se inició una etapa más avanzada de estos interferómetros (aLIGO). Los modernos detectores de ondas gravitacionales tienen forma de L y observan los patrones de interferencia producidos al combinar dos fuentes de luz mediante brazos de 4 kilómetros de longitud.

Aunque se llama observatorio, más que "ver" el Universo, LIGO escucha. Sus detectores son capaces de combinar una extrema sensibilidad y una capacidad de identificar tanto señales sonoras, como el ruido de los propios instrumentos y del ambiente, y distinguir esta cacofonía con la característica única de una onda gravitacional.

Las señales registradas en Hanford (Washington) y Livingston (Luisiana) fueron tan poderosas que cuando se detectaron en septiembre pasado "sonaron como una carcajada que se escucha con claridad en un ambiente lleno de gente conversando", según los científicos.

LIGO es el más grande del mundo, pero no es el único. También están los detectores Virgo en Italia, GEO en Alemania y TAMA en Japón. De hecho, en este hallazgo participaron científicos del primer observatorio.

Virgo fue construido por el Instituto Nacional de Física Nuclear (INFN) y el Consejo Nacional de Investigación Científica (CNRS) de Francia. También cuenta con interferómetros de dos brazos perpendiculares pero de tres kilómetros de largo. La longitud de los brazos es fundamental: mientras más largos, más lejos llega el láser y más sensible a la vibración se vuelve.

"Ahora que existen estos interferómetros y que se va a mejorar la tecnología de éstos, serán más sensibles en próximos meses y años, y habrá varios interferómetros más, en Alemania, Italia, Japón, India, se detectarán en más fuentes. Con certeza más casos, distintos objetos, estrellas, agujeros y, con más interferómetros, en qué lugar del cielo ocurrieron. Eso es particularmente interesante para Chile, aquí no detectaremos ondas, pero es interesante saber si se emiten otras ondas. En el evento anunciado ayer, no se esperaría emisión de otro tipo, pero en la fusión de dos estrellas de neutrones, por ejemplo, podría haber emisión en otros canales. Va a ser interesante mirar con otros telescopios y ver si podemos detectar alguna señal, entender mejor estos objetos", explica Andreas Reisenegger, profesor del Instituto de Astrofísica de la UC.b