La mayor Marisol Estay consideraba que ser alcaide de la cárcel de San Miguel era "un desafío muy importante". Sus 18 años de servicio en Gendarmería y un desempeño laboral, calificado de intachable, fueron las claves para su designación en el puesto. Desde ese cargo, que asumió el 12 de marzo de este año, lideró la remodelación del penal que sufrió la mayor tragedia carcelaria en Chile, luego de que murieran 81 presos en el incendio del 8 de diciembre de 2010.
Esta transformación consistió en convertir este recinto para hombres, en un penal para mujeres primerizas, que estuviera acreditado por su respeto de los derechos humanos. "Estamos en la línea de hacer las cosas bien, de gestionar, de trabajar en equipo y de buscar las mejores prácticas y el mejor tratamiento para las internas, con una mirada personal respecto de ellas, con un trato directo y buscando hacer más grata su vida en reclusión", comentó la mayor Estay, a La Tercera, hace casi dos meses.
Su labor de remodelación, quedó inconclusa. El sábado pasado, murió tras recibir tres disparos en el abdomen, por parte de su ex pareja , el suboficial Luis Ardiles, quien también era de la institución.
Ayer, a cinco días de su muerte y a sólo dos del segundo aniversario del incendio, la ministra (S) de Justicia, Patricia Pérez; junto al director de Gendarmería, Luis Masferrer; encabezaron la ceremonia en donde se destapó la placa que indica el nuevo nombre del penal: CPF Mayor Marisol Estay Olivares.
"Ella era la primer alcaide de una unidad específica para mujeres imputadas y su sueño era que esta fuera la mejor unidad en ese sentido", comentó Pérez.
En la ceremonia, donde también estuvieron familiares y los tres hijos de la mayor Estay, Gendarmería anunció que la nueva alcaide del penal será la mayor María Angélica Aguirre, quien conoció a Estay en 1994, cuando ambas entraron a la institución.
Finalizada la ceremonia, la familia de Estay hizo un recorrido por el penal. En el patio de la torre cinco (donde se concentró el siniestro), Héctor Estay, su padre, recibió palabras de afecto de las reclusas. "Es una gran pérdida para nosotras", le dijo una interna y le dio la mano. "Jamás imaginé que mi hija era tan importante. Agradezco mucho el reconocimiento a su trabajo", comentó luego Estay.
"Era súper ordenada. Tenía una planilla con la fecha de todas las recepciones que teníamos que hacer. Tenía muy claro cómo iba el proceso de reestructuración de la unidad", comentó Angela Campos, ingeniera de proyectos de Gendarmería a cargo de la inspección técnica de las obras en San Miguel.
Una de las últimas actividades que ambas coordinaron fue la capacitación para los funcionarios a cargo de los paneles solares que se instalaron en el recinto.
Sobre este ítem, la mayor Estay comentó a este medio que gracias a estos paneles, "las internas podrán estar con sus hijos, de hasta un año, en las 20 plazas disponibles para ellas, con calefacción por termopaneles y agua caliente para los menores lactantes".
La hermana Nelly León, religiosa que apoya espiritualmente a las reclusas, conoció de cerca a la mayor Estay. "Su meta era traer a sus tres hijos a Santiago. Los niños ya estaban matriculados en un colegio", comentó la religiosa, quien detalló que debido a que su lugar de residencia era San Felipe, la mayor viajaba todos los días para estar a las 08.00 en el penal.
Sobre la situación emocional de la mayor, la religiosa confidenció que la última vez que la vio, el martes de la semana pasada, le comentó que la relación con Luis Ardiles "ya se había acabado. Me dijo que estaba sola, rearmando su vida y que estaba muy contenta y tranquila por eso".