La pregunta número 35 del Censo 2012 se estudió durante años. Hubo ensayos y hasta encuestas para ver la reacción de la gente. La consulta era simple. Actualmente, ¿cuál es su estado de hecho? Pero hace 10 años, aunque ya eran pareja, Gonzalo Velásquez (30) y Alberto Roa (36) ni siquiera podrían haberse planteado la posibilidad de contestar. Para ellos no había alternativa, hasta ahora, cuando la opción incluye una posibilidad nueva de respuesta: "Conviviente con pareja del mismo sexo".
Ayer, cuando la censista llegó a la casa que comparten desde hace 10 años, los poco más de 20 minutos que duró la encuesta fueron históricos para ambos. "Cuando hablaba la censista estaba esperando que viniera la pregunta. Nunca pensé que iba a llegar el momento de que me preguntaran de manera oficial y poder responder, es bastante emocionante sentir que alguien que representa la oficialidad, el Estado, te pregunte esto y uno pueda contestar con total naturalidad", describe Alberto.
Para Gonzalo, la respuesta afirmativa que acaban de dar es un avance. "Hasta ahora no existíamos, estábamos invisibilizados", asegura. Para Constanza Castillo, la censista de 23 años que llegó al hogar de la pareja, en calle Esperanza, la pregunta 35 ha generado distintas reacciones. Desde el 9 de abril, día que comenzó el censo, calcula que ya han sido 10 las parejas del mismo sexo que ha debido entrevistar y que han dado su respuesta con total naturalidad. Pero, por otro lado, también ha sido testigo de cómo la nueva alternativa evidencia diferentes reacciones entre los encuestados. "Creo que hay un choque generacional, a la gente joven no le provoca ningún conflicto, pero a otros les choca, a los adultos mayores especialmente", revela. La joven se ha encontrado con comentarios de rechazo, como: "Nosotros somos normales, gracias a Dios".
Eduardo Carrasco, jefe nacional del proyecto Censo 2012, en todo caso, cuenta que estas reacciones han sido las menos. "En los análisis que vamos realizando, esta es una pregunta que no ha tenido mayores rechazos, de manera que estamos bastante contentos", dice.
Rolando Jiménez, del Movimiento de Integración y Liberación Homosexual, cuenta que ya el año 2002 habían solicitado incluir la pregunta sobre convivencia, que para ellos resulta fundamental, porque permite incluirlos en las políticas públicas.
Pero desde un principio siempre se propuso consultar sobre la vida en pareja y no directamente respecto de la orientación sexual de cada individuo de la familia. "Cuando se pregunta por la convivencia es más fácil, las parejas que están conviviendo viven en su casa propia, arrienda o si vive con un familiar, esa persona sabe de su orientación", dice Jiménez, argumentando que al preguntar sobre la orientación sexual directamente es posible que los encuestados no quieran admitirlo ante sus familias, que se sientan discriminados. Aún así, cree que muchas parejas evitarán la respuesta y por eso impulsan una campaña para llamar a no negar la relación, recalcando que la información es confidencial.
El desafío, asegura, es que ya en el próximo censo las condiciones culturales permitirán consultar sin rodeos sobre la orientación sexual de cada persona y así tener cifras ciertas. Hasta ahora, sólo contemplan que las estimaciones internacionales hablan de que la población de diversidad sexual está entre el siete y 10 por ciento de la población.
Alberto y Gonzalo ya tienen el adhesivo de casa censada en su puerta. Terminaron riendo, porque la pregunta que los complicó finalmente fue definir quién era el jefe de hogar. "Nosotros dijimos los dos, porque no hay un jefe de hogar, la relación es horizontal, es una pregunta antigua, como de la época de las cavernas", dice Alberto, que espera que en el próximo censo sí exista otra pregunta, la que considere la opción del matrimonio entre personas del mismo sexo. "Ahora, si a alguno de los dos le pasa algo, no hay nada que regule nuestra situación", justifica.