En los equipos de la Fórmula Uno ya no hablan de motores, sino de unidades de potencia. Tal vez de manera soterrada, los desarrolladores y usuarios de los impulsores modelo 2014, que cumplen con las nuevas especificaciones reglamentarias, quieren criticar la pérdida de potencia por la combustión propia del sistema, que fue reemplazada por el aporte que hacen los sistemas de apoyo, todos electrónicos.

El gran inconveniente visible o, más bien, audible de los nuevos motores es el menor ruido que generan. La "música" que exhalaban los vehículos durante las carreras eran un sello propio de la F1. Ya no está. El ruido bajó de unos 130 decibeles a 102.

El límite de resistencia de una persona al ruido es de 120 decibeles, antes de que comience el dolor.

El asunto comenzó a llamar la atención en Australia, en la primera fecha de la temporada. Los cronistas aseguraban que no era necesario usar tapones en los oídos, que se podían escuchar los neumáticos contra el pavimento, lo que se decía por los altoparlantes y hasta las conversaciones de los que estaban junto al muro.

La idea de la competencia es llevar las carreras por el mismo camino que los autos de calle, es decir, hacia menos emisiones e híbridos que permitan ahorrar combustible.

De acuerdo al mecánico y locutor radial Eduardo "Walo" Frías, "el asunto es muy sencillo. El silenciador que ahora tienen los motores funcionan como un verdadero silenciador de los gases del motor".

"A eso se suma, aunque en menor medida, que los motores tiran tres mil revoluciones por minuto menos que antes", agrega el conductor de Rock&Ruedas.

Tal vez se exagere, pero no parecía bromear el director del GP en Melbourne, Ron Walker, quien habló de "incumplimiento de contrato" y posibles acciones legales. "Debemos crear demanda, y parte de la demanda es también que a la gente le gusta el ruido de los coches. Esto no es lo que pagamos", expresó.

Bernie Ecclestone no estuvo el fin de semana de Australia. Ahora, en Malasia, donde mañana se disputa la segunda fecha del "Circo", el jefe de los derechos económicos de la F1 aseguró que los motores "son algo más ruidosos de lo que pensábamos. Si pudiéramos subirlo un poco más, entonces estaría bien".

Lo mismo pasó con Sebastian Vettel, el campeón vigente, quien antes de los primeros piques aseguraba que "yo preferiría un motor V12 atrás. Sería estupendo que se volviera a oír el impulsor en vez de las ruedas chirriando. No estamos en la pista de entrenamiento de un club del automóvil".

El alemán tomó fuerte partido al inicio de la polémica cuando bautizó, tal vez para siempre, el nuevo sonido de los propulsores como "una aspiradora".