El bazar de la ONG Santa María De Buena Fe busca financiar microcréditos para mujeres emprendedoras. Llegó en marzo de 2005 a Vitacura 2888, local ubicado en la antigua Portada de Vitacura, y permaneció ahí hasta diciembre de ese mismo año, pocos días antes de que llegaran las primeras maquinarias que se encargarían de demoler la esquina donde se enclavaría la Torre Titanium.
La tienda de beneficencia funcionó gratis en una de las esquinas más caras de Santiago, gracias a los buenos contactos de María de la Luz Larraín Riesco, presidenta de la ONG. Una de las voluntarias de la organización estaba casada con uno de los socios de la corredora de propiedades PyG Larraín, dueña del espacio. "Al ver que los negocios estaban quedando vacíos y a la espera de la demolición, le insistimos (a Gerardo Larraín Kimber, socio de PyG) que podríamos aprovecharlo", cuenta Larraín.
María de la Luz recuerda que antes de su arribo, ahí había un restaurante. "Tuvimos que limpiar capas y capas de grasa y prometimos nunca más comer fuera", dice con humor. Pero valió la pena, porque fueron 10 meses de buenas ventas.
El de Portada de Vitacura fue un local ideal. Era cuatro veces más grande que cualquiera de los que tienen actualmente y con bodega para clasificar las donaciones. Incluso, con espacio especial para ropa de jóvenes, que causó sensación entre las tribus urbanas. "Las voluntarias nos acordábamos de sus inicios. En la década de los 70 existía en la Portada de Vitacura Le Moustache, un lugar donde íbamos a comer y bailar. Eran otros tiempos, bailábamos con una mano en la del caballero y la otra en su hombro", recuerda María de la Luz Larraín.
El Bazar De Buena Fe es conocido entre sus clientes como "la tienda de Julita", porque no son pocas las veces en que la socialité, Julita Astaburuaga, se instala detrás del mesón a atender a sus "buenas" clientas. "A la gente le causaba gracia encontrarme ahí, pero lo hacía con mucho gusto. Aún atiendo los jueves en el Shopping de Vitacura. Todas trabajamos como voluntarias", cuenta Julita Astaburuaga, refiriéndose al local donde ahora están instaladas.
Este bazar vende ropa exclusiva, libros y artículos de casa de segunda mano, todos recolectados en el Barrio Alto, en muy buen estado y a buen precio. Una camisa Yves Saint Laurent o Prada, por ejemplo, puede costar $ 2.000. Según cuenta María de la Luz Larraín, tienen un público que los sigue y sabe del trasfondo social del "negocio".