Lucca Rivano dice que, si le faltase el cable, él podría sobrevivir, ya que puede salir a jugar a la calle y también dibujar. Sin embargo, este niño de nueve años recuerda que cuando no tenía televisión de pago su opción era mirar Chespirito en Telecanal, lo que le resultaba demasiado aburrido. Frente a la baja programación infantil que presenta la televisión abierta en Chile, hoy, para el pequeño Lucca, canales como Cartoon Network y Disney XD están en la cumbre de su fanatismo televisivo. Y surge la pregunta lógica: este estudiante de cuarto año básico; ¿mira algo de televisión abierta? Efectivamente, en Canal 13 ve Los Simpson; en TVN, La chúcara; en Chilevisión, el noticiario; y en Mega, Papá a la deriva.
Una selección que ejemplifica cómo los niños son una audiencia que está consumiendo mayormente programas de entretención y de ficción en vez de piezas audiovisuales diseñadas especialmente para ellos. Así lo consigna el último estudio del CNTV sobre la oferta de programación y consumo televisivo infantil en Chile. En él, la institución realiza un balance de cómo los niños se paran frente a la televisión actual y cuáles son las ofertas de los canales.
Los canales, los ofertantes
De la entrega total de programación infantil en Chile en la televisión abierta, son Telecanal y UCV-TV quienes lideran estos contenidos. El primero, con un 23,1%, y el segundo con 13,3%. Sin embargo, estas dos señales no tienen cobertura nacional. Por lo que si se excluyen, La Red va por lejos más adelante que TVN, Canal 13, Mega y Chilevisión.
"Nos parece interesante mantener un nivel de oferta para el público infantil. Es parte de nuestra visión-misión de lo que un canal abierto debe ser también", explica Javier Urrutia, director ejecutivo de La Red, canal en que, si bien tienen una buena apuesta infantil, toda esta es producción extranjera. "Como estos programas no son rentables, además hacer un esfuerzo de producción nacional es inviable, salvo que exista apoyo del CNTV u otros fondos públicos", sentencia.
En tanto TVN, la señal pública, hoy está apostando por contenidos transversales y por entusiasmar a toda la familia. "El objetivo es levantar proyectos que logren mantener el consumo familiar con un llamado directo a los niños", explica Mariana Hidalgo, productora ejecutiva de TVN. Y agrega: "Por ejemplo, las teleseries de las 20 horas fueron pensadas en que había niños y padres. Lo mismo con programas de cultura, series de ficción como Pulseras Rojas o los docurrealities tipo Luchadores. Todos orientados a que la familia tuviera temas de conversación común en torno a lo que veían en televisión".
Una generalización de segmentos que, para los padres, resulta una deuda. Exigen contenido diferenciado para sus hijos. En el mismo estudio, un 60% de los encuestados tachó con nota roja -de 1 a 4- a los programas infantiles que se transmiten en TV abierta. La principal razón: la ausencia de ellos. Mientras que un 74% entregó una nota 6 y 7 a la parrilla programática de la TV de pago. Un premio que obedece a la diversidad de programas.
"En un mundo globalizado como el que vivimos, el consumo de contenido infantil no hace distinción de su país de origen. En Chile y el resto del planeta, los niños disfrutan de buen contenido, independiente de su procedencia", señalan desde ETC TV.
"Los niños se fueron al cable y no van a volver a una televisión que les ofrezca franjas de cuatro horas", evalúa Valerio Fuenzalida, experto en TV Infantil de la Universidad Católica, antes de agregar: "Creo que pueden volver si existe un canal infantil en TV abierta. Así también se le puede entregar una televisión de calidad a muchos niños que no tienen acceso al cable".
La inversión
"Hoy la penetración del cable en estos quintiles ha avanzado mucho, y de la TV abierta es total.", considera Urrutia, quien reflexiona sobre el esfuerzo de poner contenidos infantiles en pantalla: " La TV abierta ofrece productos infantiles pero acá se vive haciendo una demanda imposible a la TV abierta: más programas infantiles, más cultura, más calidad, más de todo pero nadie paga esos esfuerzos cuando los canales los hacemos. El papel aguanta todo pero la realidad muestra cosas distintas".
Reflejo de que la producción en Chile tiene un costo importante es que la procedencia de la programación infantil (excluyendo Telecanal y UCV-TV) es un 5,6% nacional y 94,4% internacional. Acá, el CNTV cumple un rol clave: un 40,1% de lo que se realiza está apoyado con esta institución, versus un 59,9% que lo hace sin ellos.
Al respecto, Carlos Poirrier, director de programación de UCV-TV explica que para ellos, un canal de contenido familiar y que apostó por la televisión parvularia -niños de 0 a 6 años- se vuelve complicado de rentabilizar. Él se conforma más bien con empatar y con apostar por los niños que no tienen TV de pago. Así, tienen un acuerdo con Nickelodeon, pero programar en horario infantil tiene sus desafíos: la emisión de Dora, la exploradora, por ejemplo, no puede tener tandas comerciales en su emisión. Tampoco pueden incluir publicidad de bebidas alcohólicas y, por lo general, sus avisajes apuntan a la dueña de casa y a la adquisición de juguetes por los menores.
"No podemos decirle al niño 'anda a tal lugar y comete esto irresponsablemente', acá hay que ser súper cuidadoso. Esto te corta mucho más las posibilidades. Hay más restricción que en la publicidad de la noche. Acá, no puedes decir lo que quieras. Y si te das cuenta son tantas las cosas que los canales terminan diciendo 'doy otra cosa'", cierra Poirrier.