Detrás de la controversia que generó el homenaje de un grupo de ex uniformados al brigadier (R) Miguel Krassnoff, en el Club Providencia, existe una historia de destinos cruzados entre el convocante al evento, el alcalde de Providencia, Cristián Labbé, y Krassnoff. Ambos eran tenientes en 1973, cuando sus superiores decidieron asignarles tareas clave en el recién instaurado gobierno militar.
A Miguel Krassnoff le pidieron hacerse cargo de la seguridad del entonces Comandante en Jefe del Ejército, general Augusto Pinochet Ugarte, y a su compañero de la Escuela Militar, Cristián Labbé, lo mandaron a trabajar con el entonces teniente coronel Manuel Contreras, en una institución que luego sería conocida en junio de 1974- como la Dirección de Inteligencia Nacional (Dina).
Establecidas las tareas que le tocaría desempeñar a cada uno en el gobierno, Krassnoff les comunicó a sus superiores que tenía un importante viaje al extranjero que le impedía asumir inmediatamente su puesto de jefe de escolta de Pinochet, y le pidió a Labbé que lo supliera en el cargo hasta su regreso del extranjero.
Cercanos al alcalde Labbé cuentan que durante ese mes, el militar estableció una estrecha relación con la familia Pinochet, y que cuando llegó Krassnoff de su viaje se decidió cambiarlos de puestos, para que Labbé se mantuviera trabajando como jefe de escolta y no se fuera como colaborador de Manuel Contreras.
El cambio de planes implicó que Krassnoff terminara designado en comisión de servicios al equipo encabezado por el teniente coronel Manuel Contreras hasta 1978. Es justamente durante esos años que Krassnoff cometió la serie de crímenes por los que cumple una condena superior a los 100 años en el Penal Cordillera.