Lance Armstrong dio una nueva entrevista, publicada ayer, esta vez, menos mediática y a un medio especializado: Cycling News. Pero no por eso el ex pedalero mostró arrepentimiento por el dopaje que ya confesó.

En la nota, el texano señala que "por más que esté en el centro de la tormenta, esto no se trata de una persona, de un equipo o de un dirigente. Esto se trata de ciclismo y, para ser sincero, sobre todos los deportes de resistencia".

"Mi generación no fue diferente de las otras. La ayuda evolucionó con los años. Desde apoyarse en trenes hace 100 años hasta la EPO, ninguna generación estuvo limpia. Ni la de Merckx, ni la de Hinault, ni la de LeMond, ni la de Coppi, ni la de Gimondi, ni la de Indurain, ni la de Anquetil, ni la de Bartali, ni la mía", dijo.

Armstrong aseguró que la mejor forma de que todo este revuelo se olvide es un "proceso de amnistía y reconciliación" para los ciclistas y dirigentes que quieran confesar. "No es la mejor manera, es la única manera", declaró.

Según el cuestionado ex deportista, este programa debe ser administrado por la Agencia Mundial Antidopaje y no por la Agencia de Estados Unidos, el organismo que presentó el informe que desembocó en su suspensión de por vida.

También atacó a la Unión Ciclista Internacional (UCI) y su presidente, Pat McQuaid. "Está constantemente tratando de cubrirse. ¡Patético!", señaló.