Para un músico de jazz, conseguir la máxima calificación en Down Beat constituye el mayor reconocimiento al que un ser humano puede aspirar: ningún intérprete o director de orquesta puede considerarse completo hasta ver su nombre impreso en las páginas de la más longeva de las revistas de jazz (fundada en 1934), en el lugar destacado que se reserva a las obras destinadas a pasar a la historia. El reconocimiento suele venir acompañado por un aumento en el número de discos vendidos. Al final, todos contentos: el músico, la discográfica, los responsables de la publicación y quien tomó la decisión de otorgar la máxima puntuación.
Down Beat instauró el sistema de estrellas en 1952, coincidiendo con la implantación del LP, en sustitución de los antiguos discos de 78 rpm. Si los críticos de Down Beat no se han caracterizado por su prudencia a la hora de ejercer el cargo, algunos han ido un paso más allá. Es el caso de John Hammond, acaso el mayor cazatalentos de la historia de la música americana -a él se deben los descubrimientos de Billie Holiday, Count Basie, Bob Dylan o Bruce Springsteen- que labró su fama escribiendo para Down Beat en un estilo confuso, a medio camino entre la crítica musical y el panfleto procomunista. Si, pese a todo, la publicación ha podido labrarse una reputación como herramienta de consulta indispensable para todo aficionado, ello ha podido deberse al criterio ponderado, a menudo irónico, de quienes se sumaron a sus páginas principiando los 50; años de gloria para el jazz en general y para Down Beat en particular, que sirven como materia prima para una nueva colección de discos: Poll Winners Records.
Las 101 primeras referencias de la serie, dedicada a los discos cinco estrellas entre 1954 y 1961, invitan a perderse por una selva de nombres a menudo ignorados tras los cuales se esconde un descubrimiento. De Terry Gibbs, vibrafonista y director de orquesta, a Mose Allison, Don Ellis o Bill Holman. Algunos placeres perversos: el de escuchar a la inmensa Sarah Vaughan cantando a dúo con Sidney Bechet.
La reedición de algunas obras maestras indiscutibles de Duke Ellington, Miles Davis, John Coltrane o Sonny Rollins, omnipresentes en el mercado, viene justificada por la incorporación a las mismas de contenidos musicales añadidos o inéditos y una amplia documentación, entre la que se incluye la reproducción de la crítica original publicada en Down Beat. El aficionado puede sorprenderse ante el comentario crítico elogioso, pero no demasiado entusiasta, de Don de Michael a Kind of blue; le otorgó las preceptivas cinco estrellas al que muchos consideran como "el mejor disco de jazz de la historia".