No era extraño ver a Manuel Araya fuera de su área durante los partidos. Muchas veces se entusiasmaba y empezaba a driblear rivales hasta llegar a mitad de cancha. Por esta, y otras razones, se ganó rápidamente el apodo de "Loco", desde su debut en 1965.

Jugó en Colo Colo, Lota Schwager, Naval, Aviación y Palestino, donde pasó las mejores temporadas de su carrera y se tituló campeón en 1978. Elías Figueroa, patrón de aquella zaga, lo recuerda con cariño. "Muchas veces pedía que no le hiciéramos barrera en los tiros libres, especialmente cuando el pateador era bueno", comenta.

La historias sobre su figura son amplias: que se subió al travesaño durante un partido, que en Palestino salió disfrazado de árabe y que en la noche alba de 1994 salió con una camisa de fuerza a rayas. Pocos meses después se suicidó de un disparo en el pecho, agobiado por problemas personales. "Tenía problemas y era muy introvertido fuera de la cancha. Adentro, era muy ágil y veloz", recuerda Caupolicán Peña, su DT en Palestino.