Tarde o temprano, toda persona que se inicia en el running se verá enfrentada a uno de los temas más recurrentes: las lesiones. Independiente de la experiencia que se tenga, siempre se puede caer en alguna de ellas. Por eso, la clave, según los expertos, es conocer a fondo el tema y evitar los factores de riesgo.
"La mayoría de las lesiones son de carácter adaptativo", dice el entrenador Pablo González. Esto quiere decir que las dolencias más comunes se producen mientras el cuerpo se está acostumbrando al nuevo nivel de actividad. "Por eso hay que progresar a mediano plazo, gradualmente. El running es un deporte de mediano plazo, no de corto plazo", explica el técnico.
Son siete las lesiones más comunes entre los corredores (ver infografía). Todas tienen que ver con el volumen y la intensidad del entrenamiento, además de un mal trabajo de calentamiento y elongación.
"Para minimizar el riesgo, la clave está en la preparación técnica", dice González, quien recomienda buscar asesoramiento cuando los dolores son recurrentes. "Cuando uno practica cualquier actividad nueva, surgen dolores adaptativos, que son por el cambio de actividad. Hay que tener precaución y respetar el entrenamiento progresivo. Si aparece un dolor, se puede saltar un trabajo y después continuar; o reducir la intensidad", añade.
El tratamiento de las molestias más comunes pasa por aplicar hielo en su primera fase y, luego, reducir la intensidad del trabajo hasta que desaparezca el dolor. Después hay que combinar fases de estiramiento y fortalecimiento de la musculatura afectada.
Para evitar la fascitis plantar, por ejemplo, se recomienda elongación antes del entrenamiento; lo mismo que para el síndrome de la banda iliotibial. En el caso de las lesiones a la rodilla, de los isquiotibiales y Tendón de Aquiles, se recomienda trabajar cuádriceps, glúteos y hacer elongaciones. Para la periostitis basta con reducir el entrenamiento y esperar a que acaben los dolores.