LOS estereotipos físicos que adjudicamos a ciertas nacionalidades están quedando obsoletos. Porque eso de que los japoneses son bajos, que los estadounidenses son los más altos o que en Europa están los más flacos, no es tan así. Alguna vez lo fue, pero ya no.

En realidad, son estereotipos que cada cierto tiempo van cambiando, porque la altura, el peso, la circunferencia de la cintura y varias medidas antropométricas reflejan, más que la genética, las transformaciones sociales y sanitarias.

Ya para la década de 1850 los estadounidenses eran dos centímetros más altos que los ingleses. Claro, sus alimentos no estaban contaminados con las plagas que reinaban en Europa y no había escasez. Según un estudio de la U. de Munich, desde esa época se convirtieron en los hombres más altos del mundo, lugar que ocuparon por dos siglos; a la vez que Estados Unidos adquiría su poderío mundial. Sin embargo, a partir de 1950 comenzaron a estancarse en altura y, aunque han recuperado centímetros, perdieron el podio. Casi a la par, los europeos crecieron. Según un estudio de la U. de Essex, en Europa Occidental la estatura se elevó un promedio de 11 centímetros en más de un siglo. En el norte y centro del Viejo Continente el aumento fue en los 50 y principios del siglo XX. En el sur, fue más tardío. Ahora son los holandeses los más altos.

Y mientras los europeos crecían en altura, los estadounidenses subían de peso, porque su dieta comenzaba a ser menos nutritiva. Un estudio hizo el siguiente ejercicio en 2005: si se sumaran los kilos de todos los habitantes del planeta, los estadounidenses se adjudican el 34% de ese total (y con sólo el 6% de la población mundial). En cambio, Asia, que tiene el 61% de la población mundial, sólo ocupa el 13% de la biomasa del mundo. Un ejemplo de buena salud son los japoneses que, además de tener un buen IMC, también han crecido en altura.

Aquí están los nuevos estereotipos físicos masculinos, según cada continente.