Donald Trump ha sorprendido a los electores de su propio partido, al liderar la carrera por la nominación presidencial del Partido Republicano. El empresario posee una importante ventaja respecto de Ted Cruz, su más cercano rival, y está a un paso de convertirse en el candidato republicano.
Sin embargo, hay un importante segmento de los votantes estadounidenses que no solo no lo apoya, sino que también está haciendo peligrar su aspiración presidencial: las mujeres.
Por más que el empresario siga ganando delegados en las primarias de cada estado (ya tiene 736 de los 1.237 que necesita para convertirse en candidato) no ha logrado obtener el apoyo femenino. Hasta ahora.
Más bien Trump acumula críticas por una serie de polémicos comentarios respecto de las mujeres. El más reciente fue su opinión sobre el aborto, al sugerir que las mujeres que pongan fin a su embarazo de manera anticipada deberían recibir una pena. "Debe haber una forma de castigo", aseguró Trump el miércoles en una entrevista con NBC.
Esos comentarios provocaron una ola de críticas incluso desde el propio Partido Republicano. Poco después, Trump tuvo que emitir un comunicado moderando sus palabras. Pero sus esfuerzos no sirvieron de mucho y sus detractores comenzaron a recordar otros episodios polémicos.
Famosos han sido sus roces, por ejemplo, con la periodista de Fox News, Megan Kelly, a la que ha descalificado en distintas ocasiones. O sus insultos a la ex precandidata Carly Fiorina ("miren esa cara, ¿alguien votaría por eso?", comentó antes de que la candidata abandonara la carrera) y los adjetivos descalificativos a otras mujeres.
La esposa de Ted Cruz tampoco se ha salvado. A mediados de marzo, Trump publicó una foto de su mujer 24 años menor que él, la ex modelo Melania Trump, junto a la pareja de Cruz, Heidi. Venía con la siguiente frase: "Las imágenes valen más que mil palabras". Las críticas llegaron rápidamente y el Partido Republicano comenzó a preocuparse.
A pesar de que el empresario ha insultado a musulmanes, negros y latinos sin ningún tipo de pudor, el apoyo de estos grupos no ha jugado un rol relevante en su candidatura como sí el electorado femenino, clave para llegar a la Casa Blanca.
En las elecciones presidenciales de 2012, el 53% de los votantes fueron mujeres. En Estados Unidos, ellas votan un 10% más que los hombres, algo que no favorece al precandidato. Dos encuestas publicadas la semana pasada así lo confirman.
Según un sondeo de CNN revelado el jueves, el 73% de las votantes estadounidenses tiene una opinión negativa de Donald Trump. Entre las votantes republicanas, este porcentaje llega a 39%.
Una encuesta de la Universidad de Quinnipiac, a nivel general, estableció que el 60% de las mujeres descartan toda posibilidad de votar por Donald Trump en la elección presidencial de noviembre.
En las primarias de Florida, los sondeos a boca de urna mostraron que las mujeres republicanas tuvieron una preferencia por Trump del 40% contra un 52% de los hombres. En Ohio, donde obtuvo el segundo lugar, el 33% de las mujeres del partido votaron por él, comparado con un 40% de los hombres. Trump espera contrarrestar esta pérdida de votantes con el segmento que más lo apoya: los hombres blancos de clase trabajadora.
El tema sobre el electorado femenino ha ido escalando a tal nivel que incluso las republicanas del Congreso están preparando una inusual estrategia publicitaria para distanciarse del precandidato. "Creo que sus comentarios sobre mujeres son inapropiados", aseguró Cathy McMorris Rodgers, una de las congresistas más importantes del partido, al diario The New York Times.