A la 1 de la mañana Manuel López, un publicista de 27 años y soltero, está en un local de Tobalaba, a pasos de Av. Providencia. La reunión con sus compañeros de trabajo está por terminar y antes de llegar a su casa, quiere comer algo. Había escuchado hablar de una sandwichería de platos más elaborados -el "Docetrece"- pero también le habían dicho que cerraba temprano. Sin embargo, llega pasada la 1.30 y lo atienden con su pedido: un sándwich de osobuco con crema al whisky.
"Hace un año que estamos abriendo hasta más tarde en la semana. Depende del flujo de gente, pero lo hacemos cerca de las dos de la mañana. Los fines de semana nos extendemos hasta las tres", cuenta Pablo Pereira, administrador de este local ubicado en Av. Tobalaba casi esquina Eliodoro Yáñez.
Aunque las salidas nocturnas durante la semana tienen larga data en Santiago, algunos empresarios gastronómicos del sector oriente han notado que las del trasnoche han aumentado considerablemente en el último tiempo, específicamente, entre jóvenes profesionales de 27 a 40 años. También repararon en que se trata de una clientela de paladares más exigentes y que prefiere locales más cómodos para disfrutar de un plato. Esta ya no quiere ir a las clásicas "picadas populares", porque están lejos de sus hogares.
El Docetrece no sólo tiene espacios cómodos, sino preparaciones más gourmet entre sus sándwiches y platos, como la chorrillana vegetariana, que tiene cebolla y huevo frito, pero en vez de carne, espárragos y palmitos salteados en un wok. Manuel dice que suele pasar por aquí cuando sale hasta tarde, aunque tenga que pagar más. "Prefiero comida más elaborada y de mayor calidad", dice.
El cronista gastronómico Daniel Greve señala que el santiaguino busca comer algo más que comida rápida. "Quiere mejores ingredientes", dice y advierte que esta tendencia se empezó a dar después de la modificación de la ley de alcoholes, que cambió los horarios de la fiesta. "Como las personas están saliendo en taxi, aprovechan de carretear hasta más tarde y terminan comiendo dos veces", remata.
Al Sésamo Express, ubicado en Santa Isabel, llegan hasta la madrugada durante la semana. Ahí piden los clásicos como el churrasco o el "ass" italiano, pero otra variedad de sándwiches con carne mechada y en panes de molde integral o con sésamo.
Este recinto amplió su local hace un año y lo habilitó para mayor comodidad de los trasnochadores, como restaurante. "Antes era comida que se servía al auto. Ahora hay dos pisos y cerramos después de las 2.30 de la madrugada. Hasta acá llegan los que vienen de conciertos en el Movistar Arena o del Caupolicán. Esos días nos pasamos de las tres atendiendo gente", cuenta la administradora, Paulina Besnier.
Estilo mexicano
Hace 10 años que la calle Loreto, en Bellavista, es un sector visitado por ejecutivos jóvenes. Van a los restaurantes de esa calle, a las salas de conciertos y discoteques como el Bar Loreto o el Onaciú. Por eso los locales de comida más rápida que están cerca se han hecho cargo del trasnoche.
Es el caso del Chilango, que ofrece comida mexicana en dos horarios: desde la una de la tarde hasta las cinco y desde las siete de la tarde hasta las cinco de la mañana.
El segundo horario es el más demandado los fines de semana, aunque cierran hasta que el último cliente se vaya.
En la taquería se pueden probar chilaquiles y los conocidos tacos y burritos, además de tortas semiahogadas, enchiladas y caldos de diferentes sabores que son probados por más de 70 personas cada fin de semana.