"Muy buenas noches, Severino. Dicen que no hablas. Entonces, ahora vas a hablar: dile algo al pueblo brasileño", pide Glauber Rocha, sosteniendo el micrófono ante el rostro de un tímido espectador, que responde: "El pueblo necesita porotos, arroz, harina y carne seca". Es 1979 y el cineasta Glauber Rocha conduce en TV Tupi de Brasil, el programa Abertura. Tras un exilio de 10 años, Rocha ha vuelto convencido de participar en el proceso democrático que vive el país, luego del golpe militar de 1964. El espacio que se emitió semanalmente entre febrero y junio de 1979 fue uno de los hitos de la época. Provocador y elocuente, Rocha invitó a artistas, intelectuales y gente común a plantear sus discrepancias con respecto a la política y cultura brasileña. No era un presentador cualquiera.
Una década antes, el cineasta había sido, junto a Nelson Pereyra Dos Santos, Carlos Diegues y otros, piedra angular del Cinema Novo, movimiento fílmico que en los años 60 colocó al cine latinoamericano en el mapa mundial de festivales, retratando crudas realidades sociales. Abertura fue uno de los últimos gritos de lucha del director en Río de Janeiro. Un año después, Rocha presentó su cinta final, La edad de la Tierra, en el Festival de Venecia, donde enfrentó el rechazo de la crítica. Dolido, se refugió en Sintra, Portugal, donde pasó sus últimos meses de vida. Murió en 1981.
Su viuda, la cineasta Paula Gaitán (53), evoca este último viaje en Diario de Sintra (2007), documental que abre el ciclo dedicado al director brasileño este martes, a las 19.00 horas, en el Centro de Extensión UC (Alameda 390) y que será presentado por su hija Ava. "Luego de 26 años, volví a Sintra para recorrer los mismos lugares donde estuve con Glauber. Más que una biografía, la película es la reconstrucción de ese viaje, poniendo a prueba la memoria y el olvido", explica Gaitán desde Río de Janeiro. La muestra recoge además algunos de los filmes clave de Rocha, como Dios y el diablo en la tierra del sol (1964), Antonio das Mortes (1969) y La edad de la Tierra (1980).
Rocha indómito
Nacido en 1939, en una familia obrera en Bahía, Brasil, Glauber Rocha fue educado bajo la disciplina religiosa, para que algún día fuese pastor. Luego de ser expulsado del instituto secundario por indisciplina, descubrió que lo suyo era el cine. A fines de los 50, participó en la campaña contra la censura en los cineclubes, para ya en los 60 convertirse en el líder del Cinema Novo. Influenciado por el neorrealismo italiano y la Nueva Ola francesa, desarrolló un estilo marcado por la cámara libre, los intensos y eternos planos secuencias, y un claro compromiso político de izquierda.
Aunque llamó la ateción con Barravento (1961), Rocha hizo fama internacional en 1964 con Dios y el diablo en la tierra del sol, una fábula sobre el bien y el mal que se estrenó el mismo año del golpe militar en Brasil. Fue galardonado dos veces en Cannes: en 1967, ganó el premio del Jurado, con Tierra en trance, y en 1969 fue distinguido como Mejor Director, con Antonio das Mortes. Mientras Rocha triunfaba en el extranjero, haciendo amistad con Buñuel, Passolini, Godard y Antonioni, en Brasil sus filmes fueron censurados y él mismo fue perseguido. Rocha se exilió y peregrinó por el mundo: España, Francia, Italia y Cuba son algunos de sus destinos, donde siguió filmando y escribiendo varios manifiestos sobre cine. "La obra de Glauber se celebró y se omitió, pero hoy sigue influyendo en los jóvenes. Sus películas se analizan y estudian en las universidades. El propuso el cine como arma de difusión, que ayudara al movimiento del mundo. En Chile veo algo de eso. A pesar de ser más contemplativas, películas como Huacho o El cielo, la tierra y la lluvia tienen la libertad del cine autoral que Glauber defendió", dice la colombiana Gaitán, quien prepara el filme Sobre la neblina, con fotografía del chileno Inti Briones, colaborador de Raúl Ruiz.
En sus viajes, Rocha se emparejó varias veces. Su última mujer fue Gaitán, 13 años menor, y con quien tuvo dos hijos: los cineastas Ava y Erick, quienes realizarían en 2000 el documental biográfico A Rocha que voa, presente en el ciclo de la UC.
Junto a Gaitán, en 1977, el cineasta produjo el filme La edad de la Tierra, que sacó a relucir su lado más conflictivo. En el rodaje tuvo un altercado con el director del Museo de Arte Sacro en Salvador, quien le prohibió filmar dentro de la capilla. Y en el festival de Brasilia, al que no fue invitado, Rocha insultó a un francés miembro del jurado, acusándolo de "colonizador".#Lo más duro le tocó en el Festival de Venecia: el público reaccionó mal, muchos abandonaron la sala, y los críticos odiaron el filme. Rocha perdió el control: insultó al jurado, los cineastas premiados y a la crítica italiana.
Ese mismo año, la confusa muerte de su hermana Anecy, quien cayó al foso de un ascensor, terminó por desolarlo. Con Gaitán se recluyó en Sintra, un lugar hermoso, pero melancólico. Su muerte es aún un misterio: algunos dicen que fue cáncer al pulmón, otros leucemia o un paro cardíaco. Su viuda tampoco lo aclara: "El estaba lleno de utopías, pero lo que pasó con su película fue una gran decepción, yo diría que murió de soledad y melancolía". En abril de 1981, el mismo Glauber escribió: "La enfermedad, los pobres y las incertidumbres financieras me llevan a pensar que vivo en Portugal mi segundo y último 'exilio', fue el precio que pagué en Brasil por la libertad artística. Sintra es un hermoso lugar para morir".