DICE valorar la decisión oficial de la UDI y RN de aplazar la definición de los candidatos a La Moneda para después de las municipales. Convencido de que adelantar el debate presidencial es nocivo para el gobierno, cree que su estrategia de seguir evitando explicitar su interés en convertirse en el abanderado del oficialismo no lo perjudica en las encuestas, pese a que sus dos contrincantes -Andrés Allamand y Pablo Longueira- ya se mostraron dispuestos a asumir ese desafío. Según Golborne, lo primero que hay que hacer es lograr que la centroderecha deje atrás su "derrotismo histórico" y se convenza de que este gobierno "se puede proyectar".

Las cartas, a nivel presidencial, están jugadas: los partidos definieron mecanismos y aplazaron su definición para después de las municipales. ¿Hay menos presión en este tema?

Es positivo que se aplacen estas discusiones. He sido siempre un jugador de equipo, y me parece que no es conveniente anticipar una discusión que quita el foco del trabajo en equipo que el gobierno lleva adelante. Que los partidos hayan tomado sus caminos, definiendo calendarios y, en el fondo, planteando que es una materia que se va a discutir el 2013, me parece que es de total realismo y de una tremenda lealtad con el Presidente, para dar tiempo a que el gobierno despliegue la labor para la cual fue elegido. Creo que eso es un paso adelante.

¿Por qué se ha dado este debate presidencial tan fuerte y prematuro?

Se dio un fenómeno muy particular y, en cierta manera, yo puedo ser un gatillante. O sea, el hecho de estar ubicado, hace dos años y algo, en un lugar de privilegio en todas las encuestas y ser una persona que no viene del mundo político tradicional genera una inquietud natural. Se prenden las alarmas, empiezan los rumores y se plantea la idea de proyectar ese apoyo en el mundo político. Y esa inquietud se traduce en una discusión acelerada, que a veces precipita los hechos. Creo que el Presidente puso paños fríos, muy apropiada y oportunamente, y eso ordenó bastante la discusión, llevándola al año próximo, el 2013. Si no, esto podría haber desembocado en una discusión inconveniente para el país.

Generalmente, cuando hay una figura presidencial fuerte, no se habla de su sucesión sino hasta la recta final. ¿No hay un síndrome de pato cojo?

A ver, nosotros conocemos al Presidente Piñera, sabemos que ejerce su rol con fuerza y dedicación. Nunca ha tenido el síndrome del pato cojo, y estoy convencido de que no lo va a tener y que va a gobernar hasta el último día.

Es recurrente que usted diga que no anda con traje de candidato, que pida que lo dejen "ser un buen ministro y ver después qué pasa"... ¿No cree que esta constante evasión de algo que es evidente lo pueda afectar?

Yo lo dije: me gusta trabajar en equipo, y por causas importantes y con objetivos claros. Esto implica un concepto muy importante, que se llama lealtad. Me parece inconveniente apresurar las definiciones, considerando que el Presidente está llevando adelante una tarea muy importante en este gobierno. Entonces, empezar a anticiparlas, establecer condiciones, definiciones o aspiraciones, de alguna manera atenta contra el logro de los objetivos que el Presidente tiene y de los que me siento parte. Por ende, lo evito y lo postergo. Eso, creo, no me va a afectar... la gente lo entiende (...). Más allá de los personalismos, de lo que uno quiere o aspira, son más importantes los proyectos, las ideas y los equipos con los que uno va a trabajar. Esa discusión es mucho más profunda que decir "mire, yo quiero hacer tal o cual cosa". Y esa discusión requiere tiempo, y ese tiempo debe ser el año 2013. Yo estoy comprometido con el servicio público, creo que están dadas las condiciones para proyectar la coalición a un segundo período de gobierno y quiero trabajar por ello. El rol en ese trabajo se determinará el próximo año.

Andrés Allamand y Pablo Longueira notificaron a RN y la UDI, respectivamente, que estaban dispuestos a asumir una candidatura presidencial. ¿Y usted?

Andrés y Pablo tienen amplia experiencia política, una vida partidaria de 30 años o más. No voy a ser yo quien comente o pautee su accionar. Pero desde mi perspectiva, es una materia que hay que discutir más adelante. Nunca he eludido los desafíos, pero estos, en general, están asociados a ideas, equipos y sueños comunes (...). El trabajo que yo creo debemos realizar es avanzar fuerte en la unidad, en el optimismo, en darse cuenta de que, efectivamente, se puede ganar, que estamos haciendo un tremendo gobierno que se puede proyectar. Este va a ser un gobierno exitoso, que está teniendo cada día más logros y cambios en lo social, lo político y lo económico. El 7% de los jubilados, el Bono Bodas de Oro, el posnatal, el voto voluntario, el empleo, el impulso competitivo... Estas cosas no son pocas y van a tener efecto no sólo el 2013, cuando tengamos que discutir la proyección de la coalición, sino en las municipales de este año, donde creo que nuestro sector va a tener un muy buen resultado.

Su optimismo choca un poco con lo que muestran las encuestas y con lo que se piensa en ciertos sectores de la Alianza...

Hay que vencer este derrotismo atávico que tiene la centroderecha de tender a pensar que no estamos tan bien. Es cosa de analizar adecuadamente la historia política reciente. En las últimas tres presidenciales, el sector no ha sacado nunca menos de 48%. ¿Alguien puede dudar que en la próxima vaya a tener ese nivel de competitividad? Yo creo que no. Hay que mirar el vaso medio lleno. Tenemos un gobierno que está haciendo las cosas bien, resultados que están empezando a dar sus frutos, una historia de apoyo importante a las candidaturas de centroderecha... Todo eso me hace mirar con optimismo para decir que están dadas las condiciones para proyectar el gobierno de la coalición a un segundo período. No debemos caer en un derrotismo histórico ni pensar que es muy difícil.

Respecto de la generación de equipos e ideas, ¿se le hace más difícil eso por su condición de independiente?

Yo no creo en las candidaturas, o no me gustan las candidaturas independientes, sin el apoyo de los partidos políticos. La política se hace a través de partidos. Pretender que un independiente va a plantear "que se vayan todos, voy a gobernar solo, sin los partidos" me parece un error. La sociedad necesita de los partidos políticos, por eso es que hay que enaltecer esta labor, destacar a aquellos que la realizan de forma digna, que son la gran mayoría, y aislar a quienes hacen las malas prácticas o contribuyen al desprestigio de la política.

De los partidos de la coalición, es la UDI la que habla de usted como su posible candidato. ¿Qué hay de RN?

Tengo muy buenas relaciones en los dos partidos. Siempre que he necesitado apoyo de parlamentarios, alcaldes, consejeros regionales de los partidos, lo he tenido. Se dramatiza mucho la situación. Legítimamente, los partidos tienen que elaborar o priorizar sus opciones internas, pero eso no significa que no presten colaboración a lo que desarrollo como ministro. Probablemente, el día de mañana trabajaremos en otras cosas juntos.

Más allá de su valoración de los partidos políticos, ¿nunca pensó en militar?

Mi padre era militante del Partido Nacional; mi hermano, de Patria y Libertad, y mi hermana, de las JJ.CC. En mi familia tuve militantes de distintos sectores de los años 70. Después hubo un período de no participación política, largo, que fue el que vivimos muchos de nuestra generación. Yo tenía ciertas ideas transversales. Por una parte, reconocía la obra modernizadora del gobierno militar, pero no aceptaba la situación en DD.HH. ni tampoco me parecía razonable que un gobierno, después de 17 años, se reeligiera, y por eso voté No. Sin embargo, no me sentía identificado con los partidos de la izquierda, porque mi filosofía política está asociada a la centroderecha. Creo en la libertad de las personas, en una economía de libre mercado, en un Estado subsidiario. Hay conceptos que me motivan tremendamente, como el de la "UDI popular", donde tenemos una derecha preocupada realmente por aquellos que más lo necesitan. Y me gusta mucho la idea de libertad y la diversidad de pensamiento que tiene RN. Hay elementos de ambos partidos que me interpretan, pero no hay ninguno que lo haga en su totalidad. Por eso me defino como "coalicionista". Creo que es necesario armar grandes conglomerados que agrupen en un eje común, valórico, los principios de la centroderecha, pero que no obliguen necesariamente a abanderarse con una posición específica. En ese sentido, me he sentido cómodo en esta posición independiente y quisiera mantenerla.

Uno de los temas que ha cruzado a ambos partidos es el binominal. Usted dijo que es un tema en el que hay que avanzar. ¿Cómo se avanza?

En esta materia no hay una defensa cerrada de un sistema en particular. Más allá de defender un sistema, se plantea que hay que ponerse de acuerdo en cuáles son las modificaciones que se requieren o el sistema de reemplazo. Soy un convencido de que el binominal le ha dado al país un gran período de estabilidad. Pero creo que las sociedades evolucionan y que es perfectamente posible buscar alternativas. Los principios rectores para esa modificación, para mí, van directamente asociados a sistemas mayoritarios. Para el país es mejor tener sistemas mayoritarios que proporcionales. La fragmentación sólo genera gobiernos frágiles y desorden político. Creo que los sistemas mayoritarios facilitan la articulación de conglomerados más grandes. De hecho, estimulan la formación de mayorías a nivel nacional. Es una materia que se puede discutir, pero no lo veo como la urgencia primera en Chile.

¿Se debe avanzar en limitar la reelección indefinida de los parlamentarios?

Eso tiene que ver con la competencia a la que la gente aspira y con un elemento importante, que es la renovación de caras. En esa materia, este gobierno ha sido tremendamente exitoso. La gente quiere que aparezcan nuevas figuras, nuevas ideas. En este gobierno se ha logrado combinar el empuje y la renovación política con rostros nuevos, como Carolina Schmidt, Felipe Kast, Luciano Cruz-Coke o Alfredo Moreno; con la experiencia de políticos de vasta trayectoria, como Evelyn Matthei, Pablo Longueira o Joaquín Lavín. Esta es una combinación que está siendo exitosa y que se debe seguir proyectando a todos los ámbitos de la vida pública. La política no puede ser patrimonio de los mismos de siempre.