Pasaron 22 años sin que una película francesa ganara el Festival de Cannes. Considerado como el certamen que mejor le toma el pulso al cine mundial, no era un dato menor. Se hablaba -exageradamente- de crisis del cine galo. Pero el 2008 la sequía se acabó y la Palma de Oro fue para Entre los muros, un filme en apariencia simple, que colindaba con el documental.

Dirigido por Laurent Cantet, se basaba en un libro de un profesor de colegio que cuenta su relación con sus alumnos, todos hijos de inmigrantes, todos rabiosos frente a una sociedad que los margina. En la cinta, tanto el profesor como los alumnos actúan de sí mismos, haciéndose cargo de una autenticidad que fue largamente alabada.

"Todas mis películas tratan de grupos, de resistencia, de un ideal que confronta con la violencia a lo real", dijo Cantet al diario Clarín de Argentina en marzo de este año. Es una declaración de principios donde cabe toda su filmografía, señalada como renovadora del cine social francés. Sus películas estarán presentes dentro del Santiago Festival Internacional de Cine (Sanfic), en una retrospectiva dedicada al realizador francés. No será sólo eso, Cantet además llegará a Chile para participar del certamen organizado por Corpartes, que se realizará del 23 al 31 de agosto.

El cine de este director siempre toca la contingencia, a través de un realismo reforzado muchas veces por actores no profesionales. Así es, por ejemplo, Recursos humanos (1999), su destacado primer largometraje, premiado en San Sebastián. Considerada una cinta que se anticipó a la crisis económica europea, muestra a un idealista y joven profesional que vuelve a su pueblo para ingresar como ejecutivo a la fábrica metalúrgica donde su padre ha trabajado toda su vida. Ya en la empresa se da cuenta de que en los planes de reducción de personal está justamente su progenitor.

Por unos carriles similares, aunque más angustiantes, circula El empleo del tiempo (2001). En esta, un hombre es despedido de su trabajo, pero no se atreve a contárselo a su familia y decide inventar un importante trabajo en las Naciones Unidas. Luego vino Bienvenidas al Paraíso (2005), donde Charlotte Rampling se refugia en Haití para disfrutar de jóvenes prostitutos en una paradisiaca playa. "Siempre hago filmes donde la gente oculta algo de sí misma", dijo por entonces a La Tercera.

Tras la consagración alcanzada con Entre los muros, a principios de año estrenó en Francia Foxfire, una cinta que parece un cambio de rumbo. Basada en una novela de Joyce Carol Oates, muestra un grupo de rudas chicas rebeldes en el Nueva York de los años 50, contenedoras de la frustración de la posguerra.