Marco Antonio Figueroa tiene sentimientos encontrados. Francisco Silva, uno de sus jugadores favoritos, el mismo al que le dio la titularidad y siempre le encontró un espacio en el equipo, puede partir. Una pérdida importante. Además, aún no hay noticias sobre los refuerzos que solicitó, Damián Díaz se fue a Colón de Santa Fe, Waldo Ponce e Ismael Fuentes tienen poca cara de regresar tras el Mundial, Juan José Morales es tentado por el Quilmes de Hugo Tocalli y sólo se ha renovado el préstamo de David Henríquez.
El "Gato" tiene una oferta difícil de rechazar, al estilo de la mafia italiana. Precisamente de la península se contactaron con los dirigentes de Universidad Católica, pidiendo precio por el pase del incansable volante. En San Carlos de Apoquindo se sobaban las manos y horas más tarde entregaron su respuesta: cualquier equipo que quiera llevarse al "Gato" tendrá que pagar US$ 1,5 millón.
Lecce acaba de retornar a la Primera División de Italia y está dispuesto a hacer una inversión importante para permanecer ahí por un buen tiempo. Sin embargo, el cuadro pugliese sacó cuentas y consideró muy alto el precio, pues ellos esperaban pagar, máximo, un millón.
La dirigencia cruzada se toma las tratativas con calma. Saben que pueden bajar un poco sus aspiraciones o buscar alguna alternativa conveniente, como quedarse con un porcentaje del pase que les garantice una tajada en alguna transacción futura.
Mientras, Figueroa sigue en la disyuntiva: ¿Despotenciar el equipo y dejar partir a una de sus mejores figuras o abrirle la puerta a uno de sus "regalones" para que aproveche esta oportunidad que puede ser única?