Una reunión a las 10 de la mañana del lunes, en la sede de la Intendencia de La Araucanía, sostendrán parlamentarios de la región y los ministros del Interior, Andrés Chadwick, y de Desarrollo Social, Joaquín Lavín.
La idea de esta cita, que precederá a un encuentro más amplio con todos los alcaldes, concejales y consejeros regionales de origen mapuche, es aterrizar un plan para aislar a grupos extremistas y, por otro lado, desarrollar un paquete de reformas políticas en favor de los pueblos originarios.
Entre las iniciativas que fueron esbozadas en la reunión que Chadwick sostuvo el miércoles con los legisladores en Cerro Castillo, figura reimpulsar el reconocimiento constitucional de los pueblos originarios, legislar para dar cumplimiento al Convenio 169 de la OIT (que exige al Estado tener un mecanismo de consulta sobre toda medida que afecte a una comunidad o una etnia) y darle cuerpo a una suerte de parlamento indígena.
En 2009, el gobierno de Michelle Bachelet envió un proyecto en esa línea, para crear un consejo de pueblos originarios con representantes electos y que iba a servir de órgano consultivo del Estado chileno frente al mundo indígena. Sin embargo, desde entonces, la iniciativa no ha tenido movimientos en la Comisión de Gobierno de la Cámara.
A tres años y medio del envío de esa reforma, senadores y diputados de La Araucanía plantean que la idea de crear un parlamento indígena es una forma de aislar a los grupos violentos.
"Es importante establecer un parlamento o asamblea de pueblos originarios que permita elegir a sus autoridades democráticamente. En esto hay que tener la audacia y el coraje para dar pasos. Esta es una forma de fortalecer liderazgos de diálogo y de reivindicación pacífica", dijo el senador RN Alberto Espina, quien propuso al ministro Chadwick buscar un acuerdo transversal entre legisladores de la región para enfrentar el conflicto mapuche.
A juicio de Espina, a este parlamento indígena se le podrían consultar todas aquellas políticas que afecten a comunidades, e incluso podría tener capacidad resolutiva en temas como la distribución de recursos o la definición de programas.
El diputado UDI Gonzalo Arenas propuso imitar el modelo del parlamento Sami, que reúne a nativos de países nórdicos. "Uno de los problemas que tiene la política indígena es la falta de interlocutores que representen una opinión única de los pueblos originarios. La única forma de solucionar eso es crear un ente político", dijo.
El senador del PPD Jaime Quintana señaló que "nuestro sistema electoral no da el ancho y eso se ve acentuado en el pueblo mapuche, que no tiene hoy ningún representante en el Congreso. Incluso en comunas como Lautaro nunca ha habido un concejal mapuche".
Según el diputado DC Fuad Chahín, este parlamento indígena podría tener iniciativa para presentar reformas legales. "Eso facilitaría mucho la participación y la interlocución", dijo.
Entre los mismos legisladores de La Araucanía también existe coincidencia en que esta idea de un parlamento de pueblos originarios se pueda complementar con el otorgamiento de cupos para concejales en comunas con etnias nativas o para diputados indígenas en el Congreso Nacional.