A Hugo Zambelli lo descubrieron una tarde de aquellas en que hacía lo de siempre: cortar el pelo. Fue Mirtha Legrand y su marido quienes lo conocieron en 1973 como peluquero y lo llevaron a dejar de serlo. Tras un exitoso salto a los escenarios revisteriles, fue contratado como bailarín por Susana Giménez. En eso estaba cuando una veraniega noche de 1974 se encontró con un chileno que lo esperaba a las afueras del teatro porteño donde trabajaba. El chileno era el agente de la Dina Enrique Arancibia Clavel y el encuentro sería el principio de la historia de amor que lo llevaría a testificar 26 años después por el crimen de Carlos Prats y Sofía Cuthbert.
Es ese testimonio de Zambelli el que Jorge Becker, actor de obras como Neva, La reunión y Hamlet, lleva al escenario en Malabia, montaje que se presenta hasta este domingo en el teatro Ladrón de Bicicletas. La obra significa el debut de Becker en la dirección y también en la adaptación, porque Malabia se basa en Puño y letra, el libro que Diamela Eltit escribió luego de asistir al juicio por el caso Prats que se hizo el 2000 en Argentina.
"Me interesa la relación que se da entre espectáculo y dictadura, cómo el espectáculo fue tapando el horror, y también el vínculo entre la homosexualidad y lo militar, cómo la institución hizo uso de lo que no acepta", cuenta Becker. Es ese cruce el que busca retratar en una obra que "estamos intentando que sea comedia. La escritura de Diamela Eltit es bastante compleja. Ella es una literata y siento que lo que hemos tratado de hacer es acercarla, basándonos en el humor de la obra", señala.
El peso del testimonio y el humor lo lleva en escena Daniel Alcaíno, quien interpreta a Zambelli. Completa el elenco Nicolás Pavez, en el papel de juez, y Ernesto Orellana, como el abogado querellante. Arancibia Clavel no aparece. "Es tan complejo que sería imposible ponerlo acá. Tiene muchas lecturas. ¿En qué minuto se le fueron las cabras para el cerro?", cuenta el director.
En escena sólo se ve el juicio. No se representa lo que pasó el 30 de septiembre de 1974 cuando una bomba estalló en el auto que ocupaba el general Prats y su mujer en la calle Malabia, de Palermo, Buenos Aires.
Sin Arancibia Clavel y sin muerte, la historia igual está. "Este personaje, sin querer cuenta todo. Trata de no ser expuesto, pero en ese esfuerzo, más expuesto se ve. Llega a ser irrisorio el tipo de pregunta y de respuesta. Nadie se hace cargo de nada. El apela a la ignorancia, a la falta de memoria, así encarna un estilo de comportamiento sobre esta situación histórica", dice Becker.
Zambelli fue pareja de Arancibia Clavel desde 1974 hasta 1978, cuando el chileno fue detenido y el departamento que ambos compartían en Belgrano, allanado. Ahí, en un mueble de doble fondo, encontraron los documentos que implicarían al agente y lo llevarían a ser condenado a cadena perpetua por su participación en el crimen de Prats.
En escena la historia se presenta con música original de Nicolás Lascar y sobre un escenario muy simple. Estética que se explica en parte por querer destacar las actuaciones, pero también porque la obra fue financiada por el mismo Becker. Un esfuerzo que "no significa que me interese ser director", dice aclarando que tras Malabia no está la voluntad de iniciar una carrera.
La obra sería más bien la concreción del deseo de contar esta historia. Un deseo que surgió al leer Puño y letra, al encontrar el cruce de temas que había en él y un potencial de texto dramático que la propia Eltit reconoció a Las Ultimas Noticias el 2005 al publicar el libro: " Me interesó la conexión entre farándula y política. Más aún ahora, que nos rigen imágenes públicas de farándula bastante crecientes, violentas y agresivas. Además, me interesó el escenario del juicio oral, su teatralidad".