Era la hija de un cuáquero, asesinada de una extensa cuchillada en el cuello. Luego que su homicida pasara por la cárcel y se convirtiera al cristianismo, su padre lo acechó durante 11 años. En la desesperación y creyendo que una vez en el infierno éste no lo acosaría nunca más, el asesino cortó su propia garganta. En respuesta y provisto de una navaja, el cuáquero lo acompañó en aquel fatídico destino.

El truculento relato constituye uno de los desequilibrados perfiles que conforman la trama de Siete psicópatas, cinta que llega a salas locales el 17 de enero. Galardonado este año con el Premio del Público en el Festival de Cine de Toronto, el filme narra en tono sarcástico las peripecias de Marty (Colin Farrell), un escritor bloqueado que sueña con finiquitar el guión de su último largometraje, titulado Siete psicópatas. Aconsejado por las ideas de su mejor amigo Billy (Sam Rockwell), un actor desempleado que se gana la vida robando perros y cobrando su posterior recompensa, Marty se adentrará en un proceso creativo donde cada uno de los siete personajes esbozados, incluido el cuáquero, se paseará aleatoriamente entre su historia y la que él al mismo tiempo escribe.

Dirigida por el irlandés Martin McDonagh, la película se vale de una narración fragmentada y de diálogos cargados a la ironía para poner en entredicho un relato que por momentos pareciera escalofriante. La paradoja que asoma cuando los criminales son descritos. Uno de ellos, Charlie Costello (Woody Harrelson), es un perturbado gángster ansioso por eliminar a los responsables detrás de la desaparición de su perro. Marty, entonces, enterado de que tanto su amigo Billy como su excéntrico compañero de fechorías Hans (Christopher Walken) son responsables del extravío, hará lo posible por sobrevivir.

Sobre su atracción por los personajes desequilibrados, el director dijo al sitio Collider: "Sé lo cinematográfico que son y cuán interesantes pueden ser las películas con ellos, pero también cuestiono la moralidad de sólo tener filmes sobre tipos armados. Me interesaba jugar con esas dos ideas", dijo.

Esta ambigüedad dramática estaba presente en su debut, el premiado filme Escondidos (2008), donde el mismo Farrell encarnaba a un asesino en retiro. Su estilo se forjó en el cortometraje Six Shooter, por el que ganó un Oscar, y que le ha valido comparaciones con el cine de Tarantino. Al respecto, el realizador afirmó que "vuelvo a Billy Wilder y a Preston Sturges, tanto como lo hago con cualquier filme de los 90. Pulp Fiction es probablemente una obra maestra, pero llegamos a la violencia desde lugares muy diferentes", dijo en entrevista a The New York Times.

Figura importante de la escena teatral londinense desde los años 90, McDonagh consiguió la aprobación de la crítica con los montajes The cripple of Inishmaan y The pillowman. Fue en el mismo mundo de las tablas donde cruzó destinos con parte de los actores de su nuevo filme, como Harry Dean Stanton y los mencionados Harrelson, Rockwell y Walken, elenco que el círculo de críticos de Boston reconoció como el mejor del año.

La película ha tenido positivas reseñas. Manohla Dargis, de The New York Times, afirma: "Llena de bromas ingeniosas, Siete psicópatas es un amable ensayo sobre las películas, la violencia, el arte de contar historias y el robo". Y, desde The New Yorker, David Denby se lo tomó a título más personal: "Es la clase de película loca y absurda que te puede mejorar un mal día".