CONSULTADA SU opinión sobre la conveniencia, o necesidad de realizar transformaciones importantes, la candidata de la derecha, Evelyn Matthei, ha respondido textualmente: “Nosotros queremos cambios, sí. No a la Constitución, porque creemos que a la gente no le va ni le viene un cambio a la Constitución. Lo que nosotros queremos es hacer cambios en la vida cotidiana”.
Esta singular declaración de principios merece algunos comentarios.
Es una pena, en primer lugar, que la candidatura de la Alianza haya terminado por desestimar los planteamientos de aquellos sectores de centroderecha que se han manifestado disponibles para un diálogo constitucional en serio. Pienso, por ejemplo, en las ideas interesantes que planteó Andrés Allamand durante su precampaña presidencial (el grupo “Proa”) o las convergencias generales sobre descentralización y atenuación del presidencialismo a que arribaron Renovación Nacional y la Democracia Cristiana el año 2011. Esto viene a confirmar, por supuesto, el grado superlativo en que la candidatura Matthei ha sido rehén de la UDI, de principio a fin. ¿De qué ha servido poner a Felipe Kast y a Karla Rubilar en la foto si resulta que Joaquín Lavín y Jovino Novoa siguen manejando los hilos?
Al cerrarse al debate constitucional, Matthei, además, se distancia, incluso, de la posición de los partidos de derecha democrática a nivel internacional. Pienso ahora en la permanente disposición de conservadores ingleses o republicanos norteamericanos para proponer y defender cambios constitucionales.
Es muy discutible, en segundo lugar, que a la gente no le importen los temas constitucionales. Siendo verdad, por supuesto, que los debates más especializados sobre determinados artículos resultarán ser siempre lejanos para el conjunto de la ciudadanía, ello no significa, sin embargo, que la preocupación por el estado de nuestras instituciones democráticas sea el patrimonio exclusivo de los profesores de derecho constitucional.
Ahora bien, ¿por qué no le preguntamos a la gente -directamente- si quiere o no un cambio constitucional? Si la candidata de la derecha tiene razón, y a la gente realmente “no le va ni le viene” dicho tema, el asunto quedará zanjado. No sabemos, sin embargo, si existirá en el corto plazo la posibilidad de consultar al país sobre este tema. Lo que nos queda en lo inmediato, no obstante, es la posibilidad de aprovechar la elección de este domingo para darle a la candidata que sí quiere cambios constitucionales una votación muy contundente.
Ninguna persona sensata ha planteado, en todo caso, que un cambio constitucional va a resolver, por sí mismo y automáticamente, los problemas sociales, económicos o políticos de Chile. Las personas que respaldamos el cambio constitucional, que de acuerdo con las encuestas y las elecciones somos una mayoría, no alentamos esa expectativa ingenua. Lo que buscamos, simplemente, es que podamos dotarnos, entre todos, de mejores reglas de convivencia. Ni más ni menos. Confío en que después del domingo esa conversación tenga lugar. Entre todos.
Patricio Zapata
Abogado