Quién no ha dejado para última hora un informe. O ha encontrado que llegar tarde unos minutos pasa "piola". O se ha subido al carro de los méritos en un proyecto hecho por otra persona. Todos, comportamientos negativos que la mayoría tenemos y que, aunque no nos hacen peores personas, sí pueden marcar la diferencia entre conservar o perder un empleo.
Así lo explica Katharine Brooks, directora de la Liberal Arts Career Services de la U. de Texas en Austin y columnista de la revista Psychology Today, en su libro You Majored in What? Mapping Your Path from Chaos to Career, donde enumera los malos hábitos más comunes que tenemos, sin darnos cuenta, en el trabajo. "En el trabajo se está constantemente expuesto. Es decir, la gente observa nuestro comportamiento. Si alguien actúa de forma incómoda o hace que le tengan aversión, esto definitivamente puede hacer daño a su carrera", dice Brooks a Tendencias.
Aunque tampoco es algo que pase de la noche a la mañana. Así explica María Angélica Zulic, sicóloga y gerenta general de Laborum.com: "Un solo mal hábito no es una razón de despido inmediato, sino que tiene un efecto acumulativo en el tiempo, y si después de dos o tres meses en que una persona no entiende el mensaje y no cambia su actitud, la situación puede tener consecuencias negativas".
Sobre la base de las recomendaciones de Brooks en su libro, las consultoras de recursos humanos Laborum y Adecco hicieron un sondeo entre más de 100 gerentes y encargados de selección chilenos para ver cuáles eran los malos hábitos más comunes en el país. Estos son.
1. La impuntualidad: según los encuestados, este es el mal hábito más visto en las oficinas nacionales. Un estudio encargado por el Senado al Instituto Libertad en 2007 mostró que la impuntualidad le costó al país 343 millones de dólares ese año en conceptos de productividad. Según Mariela Ardizzone, directora de selección y calidad de Adecco, esta queja se repite en sus clientes, siendo la mañana y la vuelta del almuerzo cuando más se observa. Mientras que Zulic agrega que esta actitud es interpretada como "poca intención por cumplir las instancias sociales de respeto, compromiso y cuidado con los compañeros de trabajo". Lo malo es que sabemos que no está bien y lo seguimos haciendo. Un estudio de Visión Humana en 2010 reveló que para el 84% de los encuestados el peor defecto de los chilenos es… la impuntualidad.
2. Dejar todo para última hora: el segundo punto más elegido por los consultados entre nuestros malos hábitos. El problema es que lo hacemos sin tener conciencia de que formamos parte de una cadena productiva y los compañeros de trabajo serán los perjudicados. "Lo malo es que la gente aprende que no puede confiar en la persona", dice Brooks. Además, esta actitud alarga las jornadas laborales; salimos más tarde. Esto ha ayudado a que Chile sea el segundo país de la Ocde donde se pasan más horas en la oficina. Y también deja a quien lo hace como un egoísta. "Al ser parte de un equipo, la dilación es como decir que sólo se está preocupado por su propio trabajo y no en el proyecto de la oficina", advierte la profesora de la U. de Texas en Austin.
3. La negatividad: en ninguna oficina falta el tipo que va por la vida quejándose, criticando o ironizando con las actividades del día a día. Y, por lo general, no son un aporte para la empresa. Ardizzone explica que está comprobado que estos elementos hacen los equipos menos productivos. Mientras que para Andrés Traslaviña, director en la consultora MyEdu de Estados Unidos, el problema es más profundo: la negatividad es uno de los pocos malos hábitos que no se pueden mejorar, la persona llega y va a salir de la empresa siendo así. "Además, después hablan mal de la empresa dificultando la captación de futuros talentos", agrega Traslaviña a Tendencias, destacando otro de los temores que esta personalidad despierta en las oficinas de recursos humanos.
4. Mala comunicación por e-mail: cada vez más masiva, la comunicación por correos electrónicos es el cuarto conflicto. Y es complejo. Brooks recuerda que los correos quedan para siempre y pueden ser fácilmente compartidos, por eso hay que tener cuidado con qué se pone en ellos, evitando enviar rumores sobre el resto. Esto también corre para las cadenas de correos con chistes u opiniones políticas, ya que no todos tienen el mismo humor. "Los correos electrónicos son una forma de transmitir las buenas habilidades de escritura y profesionalismo, eso es lo que se debe tener en cuenta cuando se escriban", dice Brooks.
5. La mentira: un estudio de Laborum en 2011, hecho a 1.282 profesionales, reportó que 17% de ellos reconoció haber mentido u omitido información en su CV. Esto refleja un defecto común en nuestras oficinas: mentir sobre las capacidades, adjudicarse crédito por tareas que no hizo o falsear gastos a rendir. Para Traslaviña, lo más difícil de estas situaciones es que no se puede enseñar la honestidad, "estas personas se transforman en una bola de nieve, parten con mentiras chicas y terminan en cosas muy graves para las empresas, como los grandes escándalos financieros", agrega el consultor. Para Brooks, esto puede hacer perder un trabajo y, peor aún, afectar a futuro: "La falta de honradez puede dañar por completo su reputación y evitar que usted sea capaz de encontrar otro trabajo", sentencia.
6. Los llaneros solitarios: muchas personas confunden el ser eficientes y autónomos con hacer todo solos, olvidando que las empresas priorizan el trabajo en equipo. Y, según Brooks, esa capacidad de formar parte de equipos es lo que la mayoría de las empresas buscan hoy. "Aprender a trabajar con los demás mejora la reputación y permite desarrollar una red más fuerte que puede ayudar a obtener un ascenso dentro de la empresa o encontrar una nueva oportunidad en otro lugar", dice la profesora de la U. de Texas en Austin.
7. La adicción a las redes sociales: un estudio hecho en 2010 por el sitio MyJobGroup.co.uk, en Inglaterra, sobre 1,6 millones de empleados demostró que el uso de redes sociales en horario de trabajo generaba pérdidas de 14 mil millones de libras anuales. Por eso, 20% de las empresas participantes reconoció haber impuesto alguna restricción y 14% de los encuestados asumió sentirse menos productivo por esta razón. Zulic explica que en Chile "es visto como un tema a tratar, porque hay personas que entran 20 veces al día a Facebook y afecta la atención, lo hacen para ver una situación y terminan viendo 15 más".
8. Falta de atención: para muchos es inexplicable que sea visto como un mal hábito, pero según Brooks dificulta uno de los puntos más relevantes de trabajar en una compañía: el entender la cultura de la empresa en la que se trabaja. La secuencia es sencilla: se está distraído y por eso no aprende cómo funciona el lugar donde trabaja, pudiendo incurrir en actitudes que molesten a sus jefes o compañeros de trabajo. Además, no capta los códigos no escritos en conductas sociales, vestimenta y jerarquía. Y no es difícil despistarse; según una encuesta hecha en Estados Unidos por la consultora Spherion, casi la mitad de los trabajadores se aísla escuchando música en sus reproductores durante la jornada laboral.