En Europa del Este hay cada vez más adultos jóvenes viviendo con sus padres en una tendencia que ya es llamada "Hotel Mamá". En Eslovaquia, por ejemplo, el 74% de los adultos de entre 18 y 34 años aún vive en su casa paterna, independiente de su situación marital, según estadísticas de la Comisión Europea. A su vez, en este país, el 57% de los ciudadanos entre 25 y 34 años, permanece en el hogar de sus padres.
El fenómeno en Eslovaquia no es único y se replica por parte importante de Europa del Este. En Bulgaria, sin ir más lejos, esta cifra llega a 51%, en Rumania a 46%, en Serbia a 54% y en Croacia asciende a nada menos que 59%.
Según The New York Times, la crisis financiera y el persistente desempleo juvenil han jugado un rol clave, para incentivar esta situación. Lo mismo se ha visto en países como Grecia e Italia, que afectados por la crisis económica mantienen altas tasas de jóvenes que viven con sus padres: un 53% y 49%, respectivamente.
Sin embargo, la situación es más notoria en países que han vivido bajo el comunismo. Los efectos persistentes de la planificación central, junto con la escasez de las viviendas, han limitado las opciones para muchos jóvenes en Europa Central y del Este.
Cuando el comunismo colapsó, explicó el diario neoyorquino, a los residentes de viviendas de propiedad del Estado se les dio la oportunidad de comprar sus departamentos a precios generosos, algo que sus hijos no han podido hacer, porque el valor se ha disparado.
En Eslovaquia, por ejemplo, encontrar departamentos en arriendo puede convertirse en algo más que un desafío. Menos del 6% de las viviendas están disponibles para arriendo, comparado con un 50% en Alemania, por lo que los adultos jóvenes no tienen más opción más que ahorrar por años antes de que puedan comprar su propia vivienda.
Por otro lado, la cultura conservadora estimula a los jóvenes a mantenerse bajo la protección de sus padres hasta el matrimonio, algo que no es mal visto en esos países. Además, desde la caída del bloque soviético, la nueva generación de jóvenes ha adoptado costumbres más propias del Occidente, como el matrimonio tardío y el aplazamiento de la maternidad.
Entre 1993 y 2013, la edad promedio para contraer matrimonio en Eslovaquia se incrementó de 23 años a 29 años en las mujeres y de 25 a 35 años para los hombres. En este mismo período, el promedio de edad de una mujer para tener a su primer hijo aumentó de 22 a 27 años. Hoy, un tercio de las madres tienen hijos fuera del matrimonio, lo que en los 90 era una cifra que se situaba en 6%.
Por eso el "Hotel Mamá" ha aumentado. Entre 2007 y 2013, el número de adultos jóvenes en Hungría creció en un 40%.