A fin de mes, los tres cajeros automáticos de la comuna de Lampa no dan abasto. El día de pago quedan estrujados. Y eso que recién el último año se instalaron dos aparatos que vinieron a acompañar al único que había en "el pueblo", como le llaman los lampinos al centro.
Según informó el Instituto Nacional de Estadísticas en 2012, en los últimos 10 años, esta comuna ubicada al norte de Santiago, creció en un 115% en lo referido a desarrollo inmobiliario y población y se situó como una de las que más creció en toda la Región Metropolitana.
La alcaldesa Graciela Ortúzar dice que hace una década eran 30 mil habitantes y hoy ya sobrepasan los 68 mil. Y de acuerdo con proyecciones del municipio, esa cifra se quintuplicará en los próximos 15 años. "A 2015, por ejemplo, serán 327 mil personas", dice la edil, quien atribuye el crecimiento a los proyectos habitacionales de Valle Grande, San Rafael, Altos de Lampa y Santo Tomás.
Pese a esa pujanza, en sus calles aún se respiran ciertos aires rurales. Rodeada de cerros y con un 60% de suelos agrícolas, en este comuna aún se pueden ver vehículos a tracción animal, puestos donde se venden huevos, frutas y queso de cabra caseros. Ocasionalmente, incluso, se oye vociferar a un afilador de cuchillos por la plaza central y el tintineo del repartidor de gas.
Pasan esas cosas en Lampa todavía. Acá, a sólo 30 kilómetros de Santiago, la gente acostumbra ir a almorzar a sus casas y los más osados, alcanzan a dormir siesta antes de volver al trabajo. Y aunque para comprar un bono de Fonasa un habitante tiene que desembolsar $ 3.000 para llegar hasta una oficina en Santiago, acá las personas se jactan de bailar cueca en cada acto cívico, de jugar palín (más conocido como "chueca mapuche"), de ir a las carreras a la chilena, al rodeo y jugar rayuela. Eso para los lampinos es tan normal como que los cajeros automáticos se queden, de vez en cuando, sin dinero.
Unico en su especie
Lampa pertenece a la provincia de Chacabuco. Mientras Santiago tiene 484 cruces semaforizados, La Florida 184 y Puente Alto 85, acá sólo hay uno. Está en la esquina de Av. Barros Luco con Av. Pedro Aguirre Cerda, a tres cuadras de la Plaza de Armas, y llegó sólo en 2002, gracias a una donación de la Municipalidad de Vitacura. En lugar de botarlo a la basura cuando se modernizó la red de semáforos, el municipio decidió regalarlo. "Estuvo en bodega varios años, pero hace 10 empezó a funcionar. Tuvimos que invertir $ 2 millones para instalarlo", dice José Yáñez, el jefe de Tránsito del municipio.
El resto de las calles de esta comuna se las arregla con los "ceda el paso", los discos "pare" o los pasos de cebra. "Con un semáforo basta", comenta una mujer que espera la luz verde.
Más y más casas
Aunque existe una alta valoración por su condición rural, las inmobiliarias ya ven a esta comuna como "el próximo Chicureo". Según la gerenta comercial de la agencia Gestión Inmobiliaria, Jacqueline Gálvez, es un entorno que atrae a mucha población joven en busca de un hogar definitivo. "Las constructoras lo consideran el secreto mejor guardado de la Región Metropolitana por la conectividad que ofrecen las autopistas Central, Vespucio Express y la Costanera Norte. Desde hace cuatro años se generó un boom en la compra de casas, con precios bastante superiores al promedio", afirma Gálvez.
David Báez, director de desarrollo de la consultora inmobiliaria Geoplanning, dice que la razón principal del auge es por su ubicación periférica. "Comunas como Lampa, Colina, Calera de Tango, Talagante, Buin o Paine, al no estar encerradas como otras, tienen mayores posibilidades de seguir ampliando su población y estructura", explica.
Como todo crecimiento habitacional, esto traerá consigo mayor cantidad de autos. Los vecinos ya lo notan. Los tacos se arman principalmente en la esquina del semáforo, los alrededores de la municipalidad y del colegio Emprender, único de Larapinta. Se lo toman con humor, porque dicen que es "un signo de desarrollo". Pero el director de Tránsito de la municipalidad, José Yáñez, es más suspicaz. Ciudadano benemérito de esa localidad, nacido y criado ahí, cree que la cosa va a recrudecer. "La ruta Barros Luco se está saturando y va a ser cada vez más difícil manejar los flujos peak", cree.
Hace tiempo ya que Metrotrén anunció un proyecto global de extensión de su red entre Lampa-Santiago-Padre Hurtado, para beneficiar a 20 millones de pasajeros al año; entre ellos, los que van hacia esta localidad. En EFE explican que el ramal que unirá Estación Central con Lampa sigue siendo un proyecto rentable, con cinco estaciones y trayecto de sólo media hora. Pero explican que "está sujeto a un nuevo estudio que debería hacerse a más tardar el 2013".