Lo que ocurre en la Capilla Sixtina durante un cónclave ha sido uno de los secretos mejores guardados a lo largo de la historia. Sin embargo, el que se desarrolló en 2005 para elegir al sucesor de Juan Pablo II ha sido uno de los más documentados hasta ahora. Es así como en 2011 se publicó el contenido del diario de vida de uno de los cardenales que participaron en dicho encuentro. Según este recuento, el entonces cardenal alemán Joseph Ratzinger era el único candidato que podía contar con un fuerte respaldo de un grupo bien organizado, refutando las versiones de que el cardenal Carlo Maria Martini jugó un rol en la elección de Benedicto XVI. Estas notas también confirmaron la información publicada por el diario Il Giornale un día después del cónclave, en donde se señaló que el único rival real de Ratzinger que consiguió un consistente número de votos era el entonces arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio.

Luego de la primera votación, en la que Ratzinger recibe 47 votos y Bergoglio 10, la posición del ala progresista se vio disminuida. Ellos habían decidido votar por el cardenal Martini sólo como una "prueba" para ver cuántos sufragios sacaría.

A la mañana siguiente, los cardenales emitieron su voto de nuevo y los resultados mostraron que Ratzinger había conseguido 65 y Bergoglio 35. Camillo Ruini perdió los seis votos conseguidos en la primera ronda, ya que fueron recibidos por el cardenal alemán. Sólo Angelo Sodano mantuvo sus cuatro votos y Dionigi Tettamanzi se quedó con sus dos. Por otro lado, en un artículo publicado por Vatican Insider, Marco Tosatti, citando a una fuente "bastante autorizada", señaló que en los cardenales hubo un enfrentamiento de votos mucho más apretado de lo que hasta ahora se sabía entre Ratzinger y Bergoglio. Un "duelo" que terminó cuando el purpurado argentino pidió, casi con los ojos llenos de lágrimas, que no votaran por él.