Es un clásico: las mujeres acusan a los hombres de no prestar atención, de no tomar en serio los argumentos en una discusión, mientras ellos se preguntan cuál es el afán de tanto alboroto y por qué mejor pasar por alto este asunto menor, al menos esta vez.

Sin embargo, según un estudio de la Universidad de Southern California, en San Diego, pretender que cualquiera de los dos deje de hacerlo podría ser mucho pedir. La investigación, publicada en la revista científica NeuroReport, demuestra que el estrés que puede producir el reconocer malestar o rabia en otra persona provoca reacciones opuestas entre hombres y mujeres.

Los expertos tomaron a un grupo de 50 hombres y mujeres y les pidieron que vieran fotos de personas enojadas y molestas, mientras les realizaban escáneres a sus cerebros. Antes de hacerlo, sin embargo, midieron en su saliva los niveles de cortisol: una hormona producida por la corteza suprarrenal del cerebro y que es un conocido indicador del estrés. Tras ver las fotos, volvieron a realizar la medición. ¿Los resultados?

Las imágenes no lograron alterar demasiado a los hombres. De hecho, disminuyeron el nivel de estrés agudo y la coordinación en las zonas del cerebro que participan en la interpretación de las emociones de otros. Las mujeres, en cambio, mostraron justo lo contrario: aumentaron estos procesos de reconocimiento que involucran el polo temporal y la ínsula en el cerebro. Con esto, los científicos concluyeron que los hombres, efectivamente, "se desvinculan de las situaciones estresantes, mientras las mujeres se hacen más receptivas a las respuestas emocionales".

Sin embargo, esto no significa que los hombres sean menos sociales o perceptivos, porque ambos fueron igualmente hábiles a la hora de recordar y reconocer las caras, lo que es una importante medición de la capacidad de socialización.

El estudio explica que si bien ellos se desligan, también se aislan socialmente ante el estrés. Ellas se involucran y por lo mismo buscan más apoyo emocional, lo que finalmente las hace más resistentes al problema.

Este beneficio que obtienen las mujeres del estrés fue descubierto en el año 2000 por un estudio de la U. de California, en Los Angeles, que dice que cuando las mujeres están bajo estrés liberan la hormona oxitocina, relacionada con el reconocimiento y establecimiento de relaciones sociales, lo que amortigua la presión y produce un efecto calmante que no les ocurre a los hombres porque, según el estudio, es provocado por el estrógeno, la hormona femenina por antonomasia