LA FAMA SIEMPRE fue esquiva. Difícil de alcanzar, caprichosa y, como tenía que ser, inaccesible. Por eso, cuando a finales de los 60 Andy Warhol acuñó eso de que sólo dura 15 minutos, a todos les hizo sentido; la lógica del hombre de las pinturas de sopa Campbell se perpetuó y esos 15 minutos se convirtieron en el símbolo universal de la fama instantánea y pasajera.

Hasta ahora.

Porque una investigación de las universidades de McGill y Stony Brook, Estados Unidos, echó por tierra la teoría de los 15 minutos: después de todo, la fama dura décadas. Así concluyeron los sociólogos Eran Shor y Arnout van de Rijt.

Lo relevante del estudio, publicado en la edición de abril de la revista American Sociological Review, es que va en contra de décadas de investigaciones sociológicas sobre fama, donde, hasta antes de este estudio, existía un consenso casi absoluto de que ésta es efímera. "Lo que hemos demostrado, que es realmente revolucionario, es que la gente a la que consideraríamos famosa, incluyendo a las Kim Kardashian de este mundo, permanecen famosas durante mucho tiempo. Esto no viene y va", dijo Shor, investigador del Departamento de Sociología de la U. McGill.

Famosos para siempre

Para derribar este mito los investigadores revisaron una muestra aleatoria de 100.000 nombres de famosos en las secciones de espectáculos de 2.000 diarios, entre 2004 y 2009, y descubrieron que la rotación de rostros populares es más bien baja: 96% de quienes habían sido mencionados más de 100 veces en un año, ya se encontraban en las noticias por lo menos tres años antes.

Para los investigadores esto pasa porque los medios de comunicación y el público están atrapados en una dinámica de equilibrio en la que siguen dando pantalla, espacio en los diarios y atención al grupo de famosos de siempre, donde todos hacen básicamente lo mismo. Si alguna buena tarde un novato logra, gracias a su talento, contactos o suerte, ingresar en este compacto círculo es probable que siga ahí por mucho tiempo. La investigación recalca que los famosos temporales son una rareza, elementos con el peor estatus dentro de la jerarquía de la fama, y que alcanzan notoriedad por hechos como denunciar a otro personaje conocido, pero que al poco tiempo pierden notoriedad.

Van de Rijt, de la U. de Stony Brook, ejemplifica la tesis con el poeta, novelista y cantautor canadiense Leonard Cohen, quien sigue siendo muy conocido más de cuatro décadas después de que se hizo famoso y cuya canción más popular, Hallelujah, fue publicada en 1984; y el piloto de aviones Chesley Sullenberger, el que se hizo conocido en Estados Unidos después de aterrizar de emergencia un avión comercial en el río Hudson, en Nueva York. "Lo que hemos demostrado es que Leonard Cohen es la regla y la excepción Chesley Sullenberger", dice el sociólogo. Es decir, una vez dentro del círculo de la fama pueden pasar mucho tiempo sin hacer nada y seguirán siendo populares.