Quizás fue una cábala, pero en 1997 Metro decidió inaugurar su nueva Línea 5 el día 5 de abril, a las 5 de la tarde. Justo a esa hora partió el tren que conectó por primera vez la estación Baquedano con Bellavista de La Florida, ubicada en el paradero 14 de Vicuña Mackenna.

En esa oportunidad se hizo una apuesta: que la llegada del tren subterráneo provocaría un boom inmobiliario en este eje vial, sobre todo alrededor de las estaciones. Pero eso no ocurrió. "Se levantó una que otra torre de departamentos, pero no mucho más", asegura el director ejecutivo de la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios, Vicente Domínguez.

El boom llegó de todos modos, pero 12 años después: tras la crisis económica de 2008, el mercado inmobiliario en el tramo que va de Ñuble al paradero 14, tomó un impulso, que se acentuó en 2010 y parte de 2011. Hoy, en este sector las grúas no se detienen y se contabilizan nueve proyectos de departamentos que están en diferentes etapas. Algunos, en demolición, otros en plena venta de sus viviendas y unos más en el levantamiento de torres. Pero siempre alrededor de las estaciones de Metro, como Rodrigo de Araya, Carlos Valdovinos, y Bellavista de La Florida.

A pesar de esto, el sector más atractivo para las inmobiliarias es el entorno a la estación Ñuble: está más cerca del centro y por eso tiene altas velocidades de ventas. Ahí, Manquehue está vendiendo los departamentos del proyecto Parque Viña Manquehue y la inmobiliaria Sinergia -que hace 10 años ideó el polo de oficinas premium Nueva Las Condes- acaba de comprar un paño de 11 mil m2 en Vicuña Mackenna con Diagonal Santa Elena para construir cinco torres de departamentos, de 22 pisos cada. "Tiene una excelente conectividad y mejorará con la línea 6 del Metro, porque permitirá ir directamente desde Ñuble al sector oriente", sostiene el gerente general de Sinergia, Fernando Bustos.

A fines de los 90 comenzó el repoblamiento del centro de Santiago. Decenas de nuevas torres de hasta 33 pisos transformaron el paisaje. Pero ese proceso se detuvo, en parte, el año pasado, cuando la Municipalidad de Santiago decidió modificar el plan regulador de la zona entre la Alameda y Santa Isabel, y se congelaron por un año los nuevos permisos de edificación. Algunas inmobiliarias, entonces, vieron en Vicuña Mackenna la alternativa para concretar los proyectos que tenían en mente.

"Las inmobiliarias ven a este sector como el área de expansión natural de los edificios del centro de Santiago. De hecho, muchas de las que construyeron ahí ahora están apostando por Vicuña Mackenna", asegura el director de estudios de AGS Visión Inmobiliaria, Esteban González.

Paz fue una de ellas y hoy levanta en Av. Walker Martínez. "Ahí hay harta vida urbana: autopistas, malls, paraderos del Transantiago, colegios, restaurantes, pubs y supermercados", explica la gerente de Marketing de Paz, Claudia Zapata.

Muevan las industrias

Hasta hace 20 años, en el eje Vicuña Mackenna abundaban las industrias, como Grau y las bodegas de Otto Kraus. Pero en los 90 los municipios (como el de San Joaquín, por ejemplo) comenzaron a restringir los permisos a las fábricas. "Los antiguos sectores industriales al interior de la ciudad presentan nuevas oportunidades y demandas de reconversión y es lo que está sucediendo en esta avenida", explica el urbanista de la UC Luis Bresciani.

Aunque quedan algunas fábricas (como los talleres de Metro, Lucchetti y Savory), la vocación actual de esta avenida es distinta. Tiene varias universidades e institutos (UC, Inacap, Duoc), múltiples servicios como bancos, gimnasios, notarías, centros médicos y dos mall (Plaza Vespucio y Florida Center). "Ya no es una tendencia incipiente: el corredor Vicuña Mackenna se está consolidando como eje residencial y educacional", remata el subdirector de Estudios Urbanos de la UC, Roberto Moris.