Aunque Sebastián Ayala (El reemplazante) ni siquiera había nacido en el período en que Miguel Angel Poblete comenzó a revolucionar al país con sus supuestas visiones de la Virgen María en Villa Alemana, en 1983, el actor de 24 años es el encargado de dar vida al polémico personaje que acaparó titulares y apariciones en televisión durante tres años en La pasión de Michelangelo, película que llega a salas locales el jueves 18, con 16 copias en 35 milímetros y otras dos en formato digital.

A través de la recreación dramática que no se ciñe estrictamente a los hechos, la cinta dirigida por Esteban Larraín (Alicia en el país) se centra en los primeros seis meses del salto a la popularidad del joven conocido como el vidente de Peñablanca. Fue el momento en que, supuestamente, Poblete comenzó a tener visiones de la Virgen y a realizar milagros durante estos encuentros. Sus afirmaciones generaron una investigación en la Iglesia Católica, aspecto que en la película recae en el sacerdote encarnado por Patricio Contreras.

Pero además de la polémica interna de la Iglesia y el fervor popular generado por el joven vidente -quien a cinco años de su muerte aún cuenta con seguidores en la zona-, la cinta también toca temas complejos, como el uso de los avistamientos por parte de las Fuerzas Armadas para desviar la atención en temas problemáticos para la dictadura. "Desde el principio me interesó esta mezcla entre la política y la religión", dice Ayala.

Según explica el director, se preocuparon especialmente de "no caer en una caricaturización". Y este es un punto que Contreras rescata: "Hay una visión muy delicada e inteligente acerca de la Iglesia y el tema de la especulación y el comercio que se ejerce a través de la fe", apunta, añadiendo que "además de temas candentes que en los últimos años han estado muy presentes, hay una enorme seriedad al abordar el fenómeno sexual ligado a la Iglesia", dice, haciendo alusión a que en el filme también se toca, aunque no centralmente, la temática de la pedofilia en la institución. Y el actor asegura: "Se está hablando de una altura enorme, no hay ningún golpe bajo".

Contreras comenta que la película tiene cuidado no burlarse ni poner en duda el fenómeno: "No es puramente una cinta crítica o jocosa sobre la credulidad y la tontería de quienes creen", explica.

En cuanto a las proyecciones de taquilla, Larraín no oculta la confianza en el producto: "La película fue concebida y desarrollada para un público bastante amplio: es una historia entretenida y tiene actores conocidos, por lo que hay elementos que pueden enganchar con el público popular", explica el director. Además, TVN adquirió los derechos para exhibirla por TV abierta, aunque aún no tiene fecha. Por su parte, Ayala comenta: "Uno de los objetivos es que sea una película abierta a todo público, puede ser entendida por cualquier espectador, no un cercano al arte".