"¿Dónde están las Actas de la Junta Militar de Gobierno?", pregunta a viva voz, desde el segundo nivel, uno de los funcionarios más antiguos de la Biblioteca del ex Congreso Nacional, Juan Guillermo Prado. Se refiere a los escritos que describen las reuniones entre Pinochet, Leigh, Merino y Mendoza, los entonces miembros de la junta.

Para el año en que comenzó a trabajar en la biblioteca, en 1976, esa pregunta estaba prohibida. Una bibliotecaria ahí presente le indica a Prado el estante donde reposan los libros empastados de color oscuro. "En su época fueron ultrasecretas, mire el timbre", dice Prado, indicando un sello rojo estampado en una de las páginas. "Secreto", reza.

Las actas se encuentran en la sala de referencia de esta biblioteca, creada en 1883, peor la gran reserva de tesoros históricos -que alcanzan los 10.000- está en la Sala de Raros y Valiosos. Ahí figura la segunda edición de La Araucana, de 1574; la primera edición de Azul, de Rubén Darío, de 1888; las primeras ediciones de Neruda, Mistral, Huidobro y Nicanor Parra; y las donaciones de la familia del pianista Claudio Arrau.

Pese a que el recinto está abierto a todo público de lunes a viernes, el ingreso a este sector está restringido hoy por reparaciones. También porque se está escaneando el material que ahí se guarda para que en un futuro esté en línea. Cuando esté listo, volverá a tener libre acceso a todo mayor de 18 años.

"Acá vienen muchos investigadores alemanes, ingleses y brasileños, y también historiadores o literatos nacionales a buscar información para sus memorias. Vienen también parlamentarios, como el diputado Cardemil, y autoridades como el presidente de la Corte Suprema, Rubén Ballesteros", cuenta Prado. El asegura que el lugar no es la biblioteca del ex Congreso de Santiago, sino que la biblioteca del Congreso "en Santiago".

De marcado estilo neoclásico, en la construcción de este edificio participaron los arquitectos Claude Brunet de Baines, Lucien Henault, Manuel Aldunate y Eusebio Chelli. Uno murió y otro se quedó sin presupuesto, pero finalmente el inmueble vio la luz en 1876.

Gracias a su riqueza arquitectónica, el edificio y los jardines fueron declarados Monumento Nacional en 1976 y es por eso que el recinto estará abierto entre las 10.00 y las 15.00, durante el Día del Patrimonio.

El segundo piso

La escalinata que lleva a la sala de lectura está hecha de mármol de los Alpes italianos. La sala de lectura es de relativa sencillez, pero al entrar a la sala de referencias aparecen tres pisos de libros de paredes decoradas de lomos multicolores. "En total tenemos unos 300.000 libros, y si a eso le sumamos las revistas y las publicaciones periódicas, deben ser unos 10 millones de volúmenes", explica la directora de las bibliotecas del Congreso Nacional, Soledad Ferreiro. "Claro que no todos están ahí, sino que una parte reposa en zócalos de calle Bandera y en las bodegas de una orden religiosa en Santo Domingo", agrega.

Se está tranquilo en este lugar. "Me gusta venir porque es un espacio de quietud y puedes leer tranquilo", cuenta Sergio Rivera, quien sostiene un libro de Heidegger. Otros llegan ahí para leer periódicos o para sentarse a escribir en un computador. Algunos hasta escriben sus currículums.

A eso de las cinco de la tarde, la luz natural que entra por los enormes ventanales se empieza a retirar. Entonces se prenden las luces, pero por poco tiempo más. La visita es hasta las 17.30. "Aunque no falta el que hay que sacar a las seis. Es que cuesta salir de este lugar", dice Prado.