Ella: "Después de que Maxi murió, en enero de 2008, yo no quería nada con Dios. Le hicieron misas y todo eso, pero yo entraba a la iglesia y me asfixiaba. Tenía tanta rabia. Hasta que un día mi marido me dice: 'Oye, pero si Dios te lo recibió. A Maxi le hicieron 20 operaciones, 20 ocasiones en que pudo haber muerto y no murió. Dios no fue quien se llevó a tu hijo'. Y tenía razón, Maxi tuvo que pelear mucho para salir adelante. Nació a las 2.27 de la tarde del jueves 14 de septiembre de 2000. Al día siguiente, el pediatra entró a mi habitación y me dijo que el niño venía con una malformación en el esófago y un problema cardíaco. Pasamos tres meses en la clínica".

EL: "Mi mujer lleva tres años y 10 meses yendo todos los días al cementerio. Yo voy harto, pero menos que ella. El viernes pasado fuimos tres veces en el día. Quienes nos ven deben creer que estamos locos o que no tenemos nada que hacer. Pero no estoy loco. Es que el amor de nuestra vida está ahí".

ELLA: "Teníamos que alimentarlo por una sonda, con una leche especial, usando una jeringa. Ahí fue la primera vez que oímos hablar del suplemento nutricional ADN. Era lo único que podía ingerir y fue lo único que comió hasta que cumplió cuatro años. A partir de esa edad, Maxi se afirmó. Comenzó a caminar solo y después aprendió a andar en bicicleta. Poco a poco dejamos la leche ADN. Su único gran tema pendiente era una fístula en el esófago, un pequeño agujero como el que se hace cuando pinchas un globo. Los doctores intentaron sellar ese agujero de varias maneras, pero ninguna resultó. Al final, nos recomendaron operarlo cuando cumpliera siete años".

EL: "Si le caías en gracia, Maxi se podía sentar a tu lado y meter conversa. Pero si le caías mal, te mandaba a la cresta en tres tiempos, a punta de garabatos. A mí me regalaron un perrito chico después que él se murió. No sé si estará bien, pero yo veo a Maxi en ese perro. A mí no me gusta el fútbol, pero el Maxi amaba la pelota y este perro piojento es la misma cosa. Y con las personas actúa igual: les mueve la cola o les ladra, les tira mordiscos. Maxi era así, flaquito y choro".

ELLA: "La operación se hizo el 10 de diciembre de 2007. El doctor nos dijo que todo había resultado excelente. Durante los siguientes 30 días, había que alimentarlo por la sonda, otra vez con la leche ADN. Como era un alimento que ya conocíamos y nos había dado resultados, nos pareció estupendo. Pero a los 11 días de haber llegado a la casa, comenzó a vomitar. Maxi siempre vomitaba mucho, por el reflujo, pero esto era distinto. Era otro color y otro olor. Cuando los doctores lo examinaban no encontraban nada, pero él seguía vomitando. Una mañana lo dejé en un sillón, pero se fue de lado. No tenía fuerzas para estar sentado. Llamé a Mario para que se viniera del trabajo, y nos fuimos a la clínica".

EL: "Yo estoy muy agradecido de Dios por el hijo que nos dio. Si me tocara de nuevo, le vuelvo a poner empeño para tratar de sacarlo adelante. Somos una familia de mucho sacrificio y todos los recursos que entraban a esta casa estaban destinados para él. Y si había que vender lo poco que nos quedaba, lo vendíamos nomás. De hecho, en octubre del próximo año recién vamos a terminar de pagar el crédito que pedimos para la última operación, la de 2007".

ELLA: "El jueves 10 de enero de 2008 llegamos a la clínica a las tres de la tarde. Nos dijeron que tenía una hipokalemia, que es cuando el nivel de potasio en la sangre está por debajo de lo normal. Había que suministrarle potasio. Maxi estaba con suero, sentado en la cama, viendo Lazy Town. Eran cerca de las nueve. De pronto se puso color granate y sus ojos se fueron hacia arriba. Llegaron los médicos, nos hicieron a un lado… fue horrible todo eso. El médico me decía que le hablara, yo lo agarraba del brazo y le decía: 'Maxi, estoy aquí', pero no reaccionaba. Llamamos a la casa, a la familia de Mario en Argentina, a los amigos. Les pedíamos que rezaran, que Maxi se estaba muriendo. A los 45 minutos el doctor salió al pasillo a decirnos que se había ido".

EL: "Nuestro vecino es técnico en refrigeración, y a veces reparaba refrigeradores en su jardín. Maxi lo iba a ayudar. 'Búscame este pernito', le decía el vecino, y Maxi se lo buscaba. Este vecino es, además, el jardinero que tenemos en el cementerio. El puso las flores, el pasto. Tiene hermosa la tumba de Maxi. El otro día fui a su casa a pedirle un perno y terminamos llorando los dos".

ELLA: "Lo enterramos un sábado, en el Cementerio Metropolitano, a 15 minutos de la casa. Una semana más tarde, en la tele había un doctor hablando sobre unas partidas de suplemento nutricional ADN a las que les faltaba potasio. El doctor explicaba que eso podía causar vómitos, dolor abdominal, arritmia cardíaca y, en el peor de los casos, un paro cardiorrespiratorio. Ahí estaba todo lo que le había pasado a Maxi. A la mañana siguiente nos contactamos con un estudio jurídico y luego fuimos a la Fiscalía de Las Condes. Los cinco tarros de ADN que nosotros teníamos pertenecían al lote que había salido malo".

ELLA: "Al Maxi lo exhumaron el 24 de enero. Se trataba de algo fuerte, doloroso, así que muy pocos en la familia estaban enterados. A las 10 y media se llevaron el cuerpo, y nosotros lo seguimos en nuestro auto hasta el Instituto Médico Legal. Pero tuvimos mala suerte. Un canal había grabado imágenes de la exhumación y las exhibió a la hora de almuerzo. Para Micaela, mi hija mayor, fue terrible. Me llamó para decirme que era una mentirosa, que como permitía que algo así pasara, que por qué había un periodista en la puerta de la casa. Mi mamá tampoco lo tomó bien, quedó muy afectada con la muerte de Maxi. Ella tenía un cáncer y hasta ese momento lo había sobrellevado bien, con drogas. Pero después decidió no tomar más remedios. Se fue consumiendo de a poco, murió el 17 de febrero de 2009".

EL: "Algunas veces, Maxi me despertaba en mitad de la noche y me decía: 'Compadrito, te amo'. Así nos tratábamos nosotros, de compadritos. Acostumbrarse a no tener eso es duro. Levantarse con pena, trabajar con pena y acostarse con pena no es fácil. Mientras no se termine el juicio (el caso está hoy en juicio oral) es difícil cerrar las heridas. Estamos en suspenso".

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ELLA: "El juicio se iba a iniciar en mayo de 2008. Para entonces había tres ejecutivos de B. Braun Medical formalizados y en prisión. Ahora son cinco. Pero con el tiempo, las apelaciones y todo lo demás, la prisión se cambió por arresto domiciliario y después por arresto domiciliario nocturno. La única obligación de ellos es ir a dormir a sus casas. Y eso que en las audiencias previas ellos reconocieron su culpabilidad, que había sido un error humano y que se habían quedado callados. Con eso el juicio tenía muchas posibilidades de ser breve, pero uno de los querellantes no estuvo de acuerdo. Han pasado más de tres años y recién ahora estamos comenzando el juicio".

EL: "Todo esto no lo hacemos por la billetera, lo hacemos por la verdad, para que no le pase a más gente. Yo lo he vivido con mucho dolor. A mí me dio un infarto, me operaron del corazón. Y aquí estoy ahora: caminando, no trotando".

ELLA: "Micaela aún no acepta que su hermano murió. Ella usa la pieza de Maxi, y fue todo un cuento convencerla de que había que guardar algunos de sus juguetes y pintar las murallas. Ella tiene 15 años, es una niña grande, pero igual no entiende. Hasta hace poco, ella pensaba que cuando terminara el juicio, el Maxi iba a volver con nosotros. Lo más duro que me ha tocado como madre es verla llorando mientras me decía eso. Y tener que explicarle que se murió, que está en el cementerio y que si quiere verlo, la única opción es ir hasta allá".S