EL PADRINO: Tom Hagen cena con el productor hollywoodense Jack Woltz, quien niega un favor solicitado por Vito Corleone. El consigliere deja su plato, agradece la cena, solicita un automóvil que lo lleve al aeropuerto y explica: "El señor Corleone insiste en recibir malas noticias inmediatamente".

Viene un año electoral. Eso implica un festival de "buenas noticias" y optimismos diseñados para convencernos de que, para llegar a la tierra prometida, basta con votar por fulano o mengana, zutana o perengano.

Mi problema con esto es la convicción de que Chile necesita escuchar las malas noticias y necesita escucharlas pronto. Así que en vez de recitar bienaventuranzas de Año Nuevo, voy a dar malas noticias... Inmediatamente... Como Tom Hagen.

Mi deseo es que en el silencio de contemplación de fuegos artificiales, sin asambleas adolescentes aullando, ni cócteles de colegas palmoteando, ni ferias de pobladores apretujando, ni hordas troleras aplaudiendo, ni parvadas periodísticas hostigando, contemplemos la escala del desafío que tenemos como país.

El proyecto de desarrollo chileno, como sea que lo queramos -centrado en el crecimiento económico o balanceado hacia la equidad-, se encuentra bajo amenaza. Esta proviene de, a lo menos, tres tensiones cuya solución no es fácil, ni obvia, ni solamente técnica o puramente política.

Una primera tensión es la energético-productiva-ambiental, que ha tenido como emblemas Aysén, Punta de Choros y Freirina. La segunda es la tensión representativo-productiva-ciudadana, que ha tenido como emblemas el neomovimientismo, la crisis de los partidos y la baja de votantes. La tercera es la tensión educativo-productiva-pública, que ha tenido como emblemas el cierre de liceos, las marchas del 2011 y la crisis de la CNA.

En estas tres tensiones se juega la forma del nuevo modelo chileno; el sueño de un país equitativo; la posibilidad de tener procesos racionales, pero inclusivos, de toma de decisiones públicas; y la posibilidad de sostener un proceso de desarrollo productivo y crecimiento económico. En ninguna de las tres hay soluciones "correctas", sólo opciones que apuntan hacia diferentes tipos de país.

Quizás los candidatos presidenciales podrían innovar, tratarnos como adultos, reconocer estas tensiones y explicarnos cuál combinación de opciones ellos representan. Dudo mucho que esto ocurra. Son más probables los mesías para quienes todo es posible, los "partidarios de la felicidad" y los apologistas del modelo.

Por eso, durante el próximo año, intercalada con nuestra serie de "ideas shock", discutiremos estas tensiones, estas "malas noticias" que involucran opciones a enfrentar y decisiones a tomar.

El padrino: Jack Woltz grita lo suficiente como para convencerse de que ahuyentó a los Corleone con la fuerza irresistible de las convicciones que lo llevaron al éxito. ¿Qué se han imaginado? El es Jack Woltz, excelente, moderno y top. Se acuesta satisfecho de sí mismo entre sábanas de seda, en una cama virreinal de un palacete toscano de Beverly Hills... Pero sabemos qué ocurre a la mañana siguiente.